domingo, julio 13, 2025

CASTILLO DE MIRAVET

 


Yo no sabía que el castillo de Miravet había sido tan importante hasta que leí sus historias en el libro de Jesús López-Peláez Casellas LAS FORTALEZAS DE DIOS, ed Espasa 2018, pp 191 a 204 y notas pag 416. Habíamos llegado hasta allí en el 2003 buscando los escenarios de la Batalla del Ebro porque había leído en algún periódico que la famosa fotografía de los soldados republicanos cruzando el Ebro desde la margen izquierda hacia Miravet había sido una simulación o un fotomontaje de propaganda. 


Nosotros también habíamos llegado por la carretera de la margen izquierda (actual C-12), y desde el embarcadero donde se coge el transbordador que pasa el río ya pudimos comprobar que la curva que hace allí el Ebro ha tenido que ser siempre imposible de vadear. 


En la visita del pasado mes de junio del 2025 fuimos a Miravet, sin embargo, por la tortuosa carretera que va desde El Pinell de Brai y entramos a Miravet por la parte nueva y llana, es decir, por la más moderna y fea, sin saber muy bien qué nos íbamos a encontrar. 


Aparcamos con dificultades en la plaza triangular del Arenal donde un montón de jubilados (¿del Inserso?) estaban tomando ya el café como si hubieran hecho la visita al castillo a primera hora de la mañana, mientras nosotros nos dispusimos a subir andando al castillo por los senderos señalizados, descubriendo que el pequeño pueblo antiguo de Miravet estaba escondido detrás de una peña:

La antigua iglesia es el edificio más sobresaliente de la subida, pues hace de hito entre el río y el castillo

Tiene una volumetría muy limpia y el aparato decorativo de su interior parece inspirado en la célebre capilla Pazzi de Brunelleschi en Florencia, pero no pudimos verla porque estaba cerrada y, según leo en la red, desacralizada. 

internet obra el milagro de que la veamos

En lo alto del castillo había una enorme grúa pluma...

...y en el recorrido de acceso pudimos comprobar (como en la Acrópolis de Atenas) que el castillo-ruina se está convirtiendo en castillo-museo de sí mismo para su nuevo uso industrial (si tomamos al turismo por una industria, claro está, porque como enriquecimiento cultural parece que no funciona).

Sobre los contenedores de las obras puestos en la explanada inferior vemos las últimas curvas del Ebro antes de llegar a Miravet. La carretera que va al transbordador sigue el trazado de la secante de la curva que más se ve.

Para ver el río yéndose hacia Tortosa hay que subir a la terraza por una escalerita de caracol habilitada con un semáforo, como en las carreteras donde se corta un carril por obras. La torre del homenaje, a la derecha y delante en la foto, aún no se visita pero todo se andará (y nunca mejor dicho).

En un mapa que había en la terraza decía que por esa línea diagonal que clarea en la parte izquierda de la foto estaban las posiciones del ejército de Franco, pero según lo que he podido leer del asalto de los rojos, las primeras refriegas se produjeron en el mismo castillo, aunque eso no creo que lo vayan a contar en su industrialización.

De lo poco que me entero yo cuando visito un monumento del que no sabía nada es que esto era el refectorio que construyeron los templarios cuando se hicieron con la alcazaba mora anterior. Es curioso saber que en el relato que he leído del asalto de las tropas rojas al castillo se encontraron con un destacamento moro enrolado en las tropas de Franco al mando de las ametralladoras.

el patio de armas tenía una galería potente y una escalera apañada

En su interior tenía hasta una capilla de aires románicos con una aspillera para que el cura pudiera elegir si ponía allí el sagrario o sacaba la metralleta. Justo desde donde hacía la foto estaba el semáforo y la escalerita de caracol. Como no había mucha gente subiendo y bajando de la terraza, nadie respetaba el semáforo. 

Como cuenta López-Peláez, el castillo de Miravet fue uno de los últimos bastiones de los Templarios (1308), y antes de ello (s XIII), una de las fortalezas más importantes en el avance de la Reconquista. Pero eso mejor leerlo donde he dicho que no en los paneles o folletos que dan con la entrada (4€ jubilados), porque si los lees cuando tienes que disfrutar del lugar no te enteras de nada y disfrutas del paseo o de la estancia la mitad de la mitad. 



(Gracias a una de las notas del libro mencionado descubro también un auténtico arsenal de documentación histórica monumental española que vale la pena tener a mano: la web de jdiezarnal.com)

En el libro CASTILLOS Y FORTALEZAS, Miguel Sobrino hace una breve reseña del castillo de Miravet dentro de un capítulo más amplio sobre "la espada y la cruz" en un epígrafe dedicado a los monasterios de frontera, con un dibujillo muy majo de Miravete en la página 273.