lunes, julio 22, 2024

LA ESPAÑA PERDIDA

 


Me quedo un rato con la mirada perdida en los estantes de libros relacionados con mi vida pedagógica y me llama la atención un lomo bastante grueso que dice LA ESPAÑA DIBUJADA. Lo cojo, y al ver la portada me llevo ya una sorpresa bastanta emotiva: escrito a lápiz en la inequívoca letra de mi padre pone "Para Juan" (!) ¿Me lo regaló mi padre...? Dentro, en las primeras páginas, no pone nada. Es un libro editado por el Ministerio de la Vivienda en 1972. Quizás le llegó a mi padre a través de mi hermano cuando trabajó en la Delegación de la Vivienda y así llegó hasta mí... (?). Sea como fuere, lo tenía completamente olvidado.


Lo curioseo y recuerdo haberlo visto y no haberle dado la importancia que merecía. Al colocarlo entre los libros de "dibujo" le di más valor al preciosismo del trabajo de dibujo de línea y perspectiva que a su importancia arquitectónica. El prólogo de Joaquín Vaquero Turcios, aunque da noticias valiosas sobre su realización y tiene un tono bastante amable, apunta a esas disquisiciones tan escolásticas como insustanciales de si el dibujo es arte o no lo es, etc. etc. 

plaza de las Bárbaras, La Coruña

Me pongo a ver los dibujos página a página y a leer los textos que los acompañan y enseguida me doy cuenta de que el tremendo esfuerzo de los hermanos García Fernández (quienes con esos apellidos podrían pasar por personajes del TBO) tiene más que ver con la toma de conciencia que hubo entre algunos arquitectos de mediados del siglo XX del enorme valor de la arquitectura popular española y de su acabamiento. 

Cuando cierro el libro me voy a los estantes en que yacen los libros de Feduchi o de Carlos Flores y encuentro otras joyas como LA ARQUITECTURA DEL CASERÍO VASCO  de Alfredo Baeschlin, o LA CASA NAVARRA, o los DETALLES DE ARQUITECTURA POPULAR de Claret Rubira e incluso LA ARQUITECTURA POPULAR RIOJANA  de Luisvi y un arquitecto navarro apellidado Moncosí de Borbón (!) (el peor, sin duda). Ojeo las anotaciones que fui dejando en sus páginas y recuerdo perfectamente  el desequilibrio entre las espléndidas recopilaciones de fotos y dibujos y los lamentables textos teóricos o los inútiles esfuerzos clasificatorios. Fue una auténtica pena. 

Porto Barqueiro

Vuelvo a los textos del libro de los hermanos García Fernández y junto a los elogios emocionados de sus hallazgos geográficos, vienen los lamentos por la aparición de arquitecturas "industriales" que rompen la armonía de los patrones populares y, lo peor de todo, las súplicas a "la Administración" para que no lo permita... (!), o para que reparta dinero entre la pobre gente que aún habita en la arquitectura popular sin las comodides modernas. Ayyyy. Todo lo arregla el Estado...

Cudillero

Curado de espanto ante ese tipo de soluciones o comentarios miro ahora el libro como una gran guía de viajes, o una buena colección de lugares visitables. 

Rivadavia

Esto me suena mucho. Son las rústicas escaleras que suben al ábside de la iglesia de Santiago que pinté al óleo estando en Vigo y que regalé a mi hermana Mercedes. Creo que lo tiene colgado en su casa de Vitoria. Cuando estuve estudiando la geografía de Orense y recalé en Ribadavia busqué alguna foto del mismo lugar y encontré esta:

tiene la misma gracia o el mismo aire que el dibujo

pero también encontré esta foto, más reciente... (ayyyy)

La plaza de las Bárbaras de La Coruña (dibujo que he puesto más arriba), cuya sencillez elogian en la primera página del libro, pierde bastante al verla con Google StreetView, y eso que no se aprecian grandes cambios.

En Puerto Barqueiro (tercer dibujo que he reproducido aquí) dormimos un par de noches en el primer viaje furgonetero del 2017, y en uno de los paseos que dimos por encima del pueblo hice esta foto desde el mismo ángulo que el dibujo. Se reconocen algunas casas. La luz del atardecer difumina los colores y casi se logra con la foto la misma atmósfera que con el dibujo. 

Cudillero es una de las perlas del libro. Los encendidos elogios que hacen del pueblo los hermanos García despiertan el deseo de ir a visitarlo más que a ningún otro lugar. La única foto que traía Google desde el mismo ángulo que el dibujo era esta. El urbanismo de rincón del que Cudillero es gran ejemplo, parece expresarse mejor en las tomas de fuera adentro:



claro que, si vas un poco más lejos, hacia el puerto, te encuentras con esto otro y.... te tiras al mar, ahhhhh. Pero qué horterada. ¿Cómo pueden ser todos los pueblos de España tan horteras?

La gracia del dibujo de esta calle de Villaviciosa (primer dibujo que he puesto arriba), donde las casas dibujan un arco que abraza a la gran casona que tienen enfrente, estaba en la inclusión de algún coche, e incluso hasta de un autobús. Pocos coches están bien. Tantos no. Se comen la calle.  



¿Qué hacer con el libro de José Luis y Efrén García Fernández? ¿Devolverlo a la biblioteca, colocado ahora como uno más entre los libros de arquitectura popular de los esforzados arquitectos coleccionistas de mediados del siglo XX, o usarlo como "guía de viajes"? Desde luego no para llevarlo encima, porque su tamaño es incómodo de leer hasta encima de la mesa, pero sí como referente de los posibles viajes a Galicia y Asturias. ¿Usarlo como modelo de un tipo de dibujo preciosista por ver si me animo a capturar algún otro lugar de mis viajes con semejante paciencia?

Cuando contemplo los dibujos de este libro me acuerdo de una réplica que le dio Moneo a un alumno que le entregó un dibujo de Santa María del Naranco con las meras líneas de su volumen y sus huecos: ¡esa iglesia hay que dibujarla piedra a piedra! (....¡so merluzo! faltó por decirle). Así es: la arquitectura popular hay que dibujarla también piedra a piedra, cristal a cristal. Como Santa María del Naranco.  

Y hablando de piedras, en la página 46 hay una llamada de atención a la manía de "sacar la piedra" sobre la que tanto he protestado (v Estilo Forropiedraestilo arachonés, o Nacional Estilo Piedra Vista) y no puedo estar más de acuerdo, aunque ellos la expresen de esta forma un tanto alambicada: "La ordenación correcta de los huecos, su sencilla solución, la funcionalidad del zócalo y la simplicidad de la cornisa, adquieren adecuada valoración sobre el fondo blanco y liso del paramento, y enseña, que la manía de ciertos conservadores de descubrir y rejuntar las mamposterías, es "grave pecado de virtuosismo mal entendido" (el entrecomillado es mío) que hace perder, precisamente, la base principal de la solución y es ejemplo dañino que copia el pueblo y llena nuestro país, e incluso gran parte de Europa, de muestras falsas que es necesario hacer volver a su origen con el pequeño gasto que supone el simple enfoscado y encalado." ¿Grave pecado de virtuosismo mal entendido? Anda ya... Pura horterada y nada más. 

Si "coleccionando" lugares, pueblos o casas bonitas, trato ahora de hacer una geografía de lo pequeño que compense a la geografía extensa de las provincias, ríos o países en los que he venido trabajando, este libro tengo que tenerlo siempre a mano. Como guía o como método de captura. Pero a mano.