¿Os acordáis de elhAll, aquel periodiquillo que inventé para el COAR? Ahhh, yo sí. Qué nostalgia me da. Todavía este blog lleva encubierta sus iniciales: con la abreviatura de Ladrillo Hueco Doble, (LHD) no quise sino decir Le Hall Digital, ja ja ja. De haberlo inventado este año de inmersión en la cultura del archipiélago japonés lo mismo no se hubiera llamado elhAll sino GENKAN, que es como así se denomina nuestra habitación de entrada en la casa tradicional japonesa. En los siguientes post voy a ir haciendo algunas observaciones personales sobre los elementos de las antiguas casas de Japón. Decir para empezar que aunque ponga aquí fotos cogidas de internet, mis fuentes de información fundamentales son algunas películas de los años cincuenta de Yasujiro Ozu y Mikio Naruse que transcurren en el interior de casas tradicionales japonesas, como por ejemplo, CREPUSCULO EN TOKIO o LA VOZ DE LA MONTAÑA, películas ya he comentado (aunque de aquellas maneras...) en mi blog de cine, o sea, el spypcin.
Por lo que voy viendo, el GENKAN no es nunca una "habitación" sino un minúsculo sitio de paso generalmente entre dos puertas correderas que actúan a modo de cortavientos. Lo original del GENKAN es que siempre está un peldaño por debajo de la casa, incluso en los pisos modernos.
Y que más que hacer de "recibidor", como nosotros llamamos al hall, tiene una función fundamental en la vida doméstica japonesa: quitarse los zapatos antes de entrar en casa.
Yo soy animal de otra cultura y lo de andar descalzo por casa no es una cosa que me vaya mucho (además de que andar descalzo por la tarima de un piso es como tocar el bombo para los que viven en el piso de abajo), pero lo que me causa espanto de verdad es ver zapatos bailando sueltos por el suelo a la entrada de una casa, así que la primera imagen de la casa tradicional japonesa me parece realmente lamentable.
Por lo que he podido ver, nunca los recogen debajo de un banco o en algún armarito hecho al efecto, sino que los dejan según se los quitan, mayormente, como en caso de las chanclas, sin agacharse.
Bien, ya sé que no ha sido un modo brillante de empezar a desmenuzar las partes de una casa japonesa, pero es lo que hay. Para el siguiente post, os prometo algo mejor: os espero en el tatami.