Hace poco más de un año, en una pequeña salida montañera (v Montes2 17jl24) descubrí, así como de soslayo, el Monasterio de Iranzu, primera casa del Císter en España si es cierto lo que dice el folleto editado por la Curia Provincial de los Clérigos Regulares Teatinos que te dan en la entrada, un folleto de aire "publicitario" con mensajes del tipo "no se pierda una experiencia única" o "un lugar excepcional para disfrutar del silencio..." etc.
Hombre, "interesante" sí que es el lugar, pero calificarlo de "excepcional" es algo exagerado. Dentro del grupo de pequeñas montañas situadas al norte de Estella el cañón del río Iranzu que sale por Abárzuza a tierras más abiertas para entregar sus aguas al río Ega, tiene como un pequeño llano en el centro del mismo bajo una gran pared de roca llamada peña del Sacristán, en donde sorprendentemente se instalaron los cistercienses a finales del siglo XII.
Abriendo el campo de visión, observamos en esta otra foto aérea al río Iranzu (a la derecha) con el monasterio en su pequeño cañón (punto amarillo de arriba) y al río Ega abajo pasando por Estella y recibiendo poco antes de su núcleo urbano al también famoso río Urederra que nace en un lugar quizás más "excepcional", el llamado "Balcón de Pilatos" de la Sierra de Urbasa.
Sea como fuere, lo que sí que nos había brindado la pequeña excursión montañera fue una perspectiva aérea del monasterio desde la Peña del Sacristán, que sí que podía calificarse de "excepcional", porque desde el sendero que recorría la parte alta de la peña podía verse perfectamente que el edificio, fiel a su tipología monástica, se encerraba espacialmente sobre el propio claustro, como olvidándose del espacio exterior. Solo la pieza del lavatorium, elemento excesivamente escultórico que siempre me ha intrigado, rompía ese vuelco hacia el patio interior como ocupándolo excesivamente, pero bueno, dejemos ese asunto ahora porque son muchas otras cosas las que quiero comentar aquí.
Ya cuando llegamos y empezamos nuestra excursión, nuestro amigo Alberto Pérez Nalda le hizo esta foto desde fuera, mientras que yo le prestaba poca atención a su arquitectura por el aspecto tan renovado que parecía tener: "ya lo veremos con detalle en la bajada",—les dije—, y eso fue lo que hicimos.
La llegada al monasterio como punto final de nuestro recorrido no fue muy brillante que digamos, porque lo primero que salió a nuestro encuentro fue un par de pabellones ganaderos cubiertos de uralita que al parecer dan aún otra vida económica al lugar.
Luego entramos al espacio de recepción, y a la vista de lo aseado que se veía todo, agradecí de veras que, al menos en fotografías, se diera cuenta del estado de ruina a que había llegado todo aquel monasterio durante el siglo que va desde la desamortización de Mendizabal (1839) hasta el año 1943 en que se hicieron los Teatinos con él. Por aquellas mismas fechas (1940) se había creado el poderoso Instituto Príncipe de Viana de la Diputación Foral, que con su "ingente apoyo" (como dice el folleto mencionado) inició las labores de reconstrucción.
Seguimos nuestro recorrido viendo los elementos fundamentales de todo monasterio, como el escultórico lavatorium, todo como recién hecho...
... o esta sala capitular, estilo "todo piedra" en la que ya empecé a preguntarme quién podría haber sido el arquitecto director de tanta "intervención".
Tardé bastante en obtener la respuesta, pero ese es el estupendo resultado de proponerme escribir algo en estos tiempos de la información al alcance de un click: que un año después de mi visita a Iranzu descubro la importante figura ("excepcional" cabría decir también ahora, o "imponente"quizás mejor) del arquitecto José Yarnoz Larrosa (1884-1966).
Yo ya había escrito el nombre de José Yarnoz Larrosa en la página 217 de la Guía de Arquitectura de Logroño cuando busqué al autor del arquitecto del Banco de España sito en la calle Vara de Rey, pero en aquel entonces estaba muy atareado como para tirar del hilo y descubrir la "ingente" obra y la impresionante trayectoria vital de semejante personaje, empezando por sus obras en Villaba; siguiendo por la famosísima reconstrucción del Castillo de Olite; continuando por la dramática ruptura con su hermano y colega arquitecto, Javier, dos años menor que él, quien se se autoexilió ante el fusilamiento de su cuñado y se pasó al bando republicano (historia humana estremecedora); y acabando por la fecunda etapa como arquitecto del Banco de España, en que además del de Logroño, también construyó en La Rioja el de Haro...; y mientras, trabajaba también para la Príncipe de Viana en reconstrucciones como la de Iranzu o la de Leire, de donde he tomado la foto de arriba cuando le mostraba a Franco los documentos de su trabajo en 1952. Un personaje tan excepcional ¡y del que sabía yo tan poco! Qué ignorancia la mía.
Evidentemente, la ruina no era el fuerte de nuestro personaje. Ruina fue la revolución francesa y la desamortización consecuente, y ruina fue desde luego nuestra guerra civil; y por lo que se ve,Yarnoz no estaba para evocaciones del pasado sino más bien para construir el futuro. ¿Qué futuro? Seguramente no lo sabía, pero él seguro que pensaba en futuro, como la mayoría de la gente en aquellos años de postguerra.
Sólo en los alrededores de la ermita de San Adrián situada fuera del monasterio me sentí propiamente como en las ruinas exquisitamente (excesivamente) cuidadas de National British o Scottish Trust (ver RUINAS, PATRIMONIO y TURISMO en este mismo blog).
Volvimos al claustro a continuar la visita...
...donde solo las carpinterías de las ventanas de las fachadas altas chirriaban un poco, aunque no tanto como las habituales "de la vergüenza"
La iglesia estaba más desnuda que una Afrodita...
...o que un templo luterano; menos mal que al menos había bancos y una puerta de madera en la entrada
Finalmente llegamos... "hasta la Cocina" (aquella cabecera que le di a los monográficos de elhAll) para decir que parecía de Eurodisney y que la "intervención" y los trabajos por el futuro parecían muy recientes...
Le pregunté al ChatGPT sobre ello y me dijo que la última fase de la restauración se había realizado entre el 2019 y el 2024..., ¡caramba! por lo visto lo vimos al poco de quitar los andamios; y según decía la IA, la última intervención había consistido en una exhaustiva limpieza de la piedra. Pregunté por el arquitecto y me señaló como responsable a José Luis Franchez Apecechea bajo encargo de la actual Príncipe de Viana, que ahora es una Consejería más del Gobierno Autonómico. Me interesé por Franchez y me salió esto ay, Y ya lo dejé que bastantes cosas me estaba dando tan pequeña excursión.
José Luis Franchez, arquitecto