viernes, octubre 26, 2007

SUR DE FRANCIA 2007






Subiendo y bajando de los Pirineos durante este pasado verano, me di cuenta que esa famosa cadena montañosa ya no separa a Francia y España sino que las une. Aunque las carreteras siguen siendo bastante tortuosas y algunos departamentos franceses no estén por la labor de limpiarlas de nieve en el invierno para que su gente no se pase a esquiar a nuestras pistas, lo cierto es que los Pirineos son ya un coladero y las gentes pasan de uno a otro lado con total alegría.
Sí, alegría, digo. Cada vez que paso la frontera entre Francia y España sin ningún control policial me da un vuelco el corazón al pensar en los dramas y miedos de tantos y tantos años que esa alta cadena de montañas y puestos fronterizos significó en nuestro imaginario todo un muro mental. Cada vez que cruzo la frontera sin que ningún policía o gendarme me pare me acuerdo de lo mal que me sentí hace cuatro años al pasar entre Chequia y Eslovaquia; y cómo no, cada vez que paso una frontera sin tener que identificarme pienso en la imbecilidad de esos políticos caseros a los que tantas alas se les está dando para ponerlas dentro de nuestro país. A lo que íbamos, hasta hace unos años pensábamos con desolación y repetíamos como una triste jaculatoria el dicho aquel de que Francia era Europa y Africa empezaba en los Pirineos. Ahora es ya una oración caduca.

Entré a Jaca por el Valle del Aspe después de visitar Biarritz, Bayona y Oloron St Marie, y desde Jaca volví a Francia para hacer una visita a la casa que nuestro amigo Carlos Lloret se ha comprado cerca de Foix. Luego volví a entrar al valle de Arán para subir al Montarto (excursión que tengo que contar antes de que se me olvide) y de nuevo volví a Francia para visitar Montpellier y, de paso, hacer un informe de esa ciudad a un amigo que me lo pidió (otro LHD en ciernes).

Del primer paso por Francia me impresionó Bayona. Había estado allí por primera vez hace casi treinta años y me la encontré prácticamente igual. Acostumbrado al dinamismo y la debacle de las ciudades españolas, parecía que el tiempo se hubiera detenido en la ciudad del Nive y el Adour (foto 1). En 1991 Azúa escribió una estupenda novela histórica titulada “Cambio de Bandera” situando varias de sus escenas más trepidantes en los puentes de estos ríos. La releí con sumo placer al volver a casa y eso aumentó más la sensación de su estabilidad en el tiempo porque ya no es que la Bayona del 2007 fuese igual a la de 1978 sino que también era idéntica a la de 1937.

Cuando Carlos Lloret me contó que iba a comprarse un casa de campo en Francia me argumentó que de hacerlo en España corrías el riesgo de que al año siguiente te podías encontrar con una urbanización de adosados enfrente o con una granja de cerdos al lado. Cuando llegamos a su “nueva” casa en las proximidades de Foix (foto 2) me di cuenta de que no le faltaba razón. También allí parecía haberse detenido el tiempo y no había indicio alguno de que fuera a ponerse en marcha de nuevo, y desde luego, seguro que no con las aceleraciones de nuestro país. Si en España todo es tirar y hacer nuevo, en el Departamento de Ariege (como en el resto de departamentos del sur de Francia) se respira algo así como una cultura del mantenimiento. Y no sólo en las casas sino hasta en las carreteras y los coches: “fíjate, Juan –me dijo Carlos- cómo las carreteras son las mismas que las de hace treinta años y el parque móvil es mucho más viejo que en España; fíjate que no se ven tantos Audis, BMWs ni Renaults Megane”. ¡Es cierto, aún se ven muchos cuatro latas, y dos caballos, y renaults cinco de los de antes!



Pasamos una deliciosa tarde en Foix (fotos 3 y 4 / fijaros en el paisaje de tejados tomado desde el castillo y comparadlo con alguna imagen reciente de los tejados de nuestros pueblos y ciudades) y estuvimos un par de días haciendo risas sobre las extrañas costumbres de nuestros vecinos, como el culto a las boulangeires, lo receptivos que son a cualquier invitación, o su desaparición de la faz de la tierra a las siete de la tarde. Por mi parte, yo no paré de elogiar su decisión de tener un pie en Francia y otro en España: "mira qué bien, -le dije-, cuando te cansas de unos te vas al otro lado, ¡y a descansar! Cultura del bulldozer en un lado, cultura del mantenimiento en el otro".

Hay muchas diferencias entre uno y otro país para disfrutarlas a gusto y los Pirineos siguen siendo su línea divisoria (una línea muy hermosa). Pero por suerte, inmensa suerte, esa línea dejó hace tiempo de ser una frontera.

(Una cuestión técnica al margen: algunos me dijisteis hace tiempo que es un lío poner las fotos arriba y tener que retroceder para verlas a medida que se lee el texto. Como pudisteis comprobar en post anteriores, encontré la fórmula para colocarlas entre el texto pero resulta que entonces no se puede picar en ellas para verlas más grandes. Blogspot da lo que da, y… contentos, que es gratis).

lunes, octubre 22, 2007

CASCOTES





En la última línea de los links que están a la derecha de la cabecera de este blog ha aparecido una nueva palabra: Cascotes. Si pincháis en ella os aparecerá un nuevo blog con un subtítulo algo más largo: “Cascotes, Chorradas y Chascarrillos, páginas para hacer risas de la seriedad de una arquitectura hundida”.

El caso es que al no encontrar diariamente algún chascarrillo en mi blog, algunos de los que me quieren empezaban a sentir nostalgia de tiempos mejores. Y otros, que también me quieren, al leer el último post (Shuffelton´s) han temido que yo perdiera mi alegría y mi sentido crítico acerca de la estupidez generalizada de nuestra cultura.

Convertir la opinión en verdad es un trabajo muy duro y de ahí que no quiera prodigarme en el LHD. Pero de eso a amputar mi opinión o dejarla para el ámbito privado va un trecho largo.

Así pues, invento Cascotes para poner en él pura opinión sin complejos ni argumentación, simple observación directa y espontánea sin mayor reflexión, análisis o documentación. Ocurrencias, fotos divertidas que me mandan o que hago yo de edificios calamitosos, fotos de periódicos que piden a voces pies completamente distintos, chistes, habladurías, etc. etc.

Aunque creo que el pensamiento serio y libre va ir cada vez más por la vía de los blogs y no por la prensa o los libros, hay que reconocer que hoy por hoy la esencia de los blogs es la espontaneidad, el anonimato y el desenfado. Por eso, a diferencia del LHD que tiene los comentarios restringidos a personas dadas de alta en blogger y que, aún así, deben ser autorizados por el autor, he dejado Cascotes abierto para que cualquiera, con nombre o sin él diga lo que le de la gana sin mayor cortapisa.

Internet permite el acceso directo a Cascotes sin tener que pasar por el LHD, pero a mí me gustaría que los lectores no se olvidasen de este blog matriz y que sólo accediesen a Cascotes cuando no encuentren novedad en éste o cuando sus contenidos les parezcan ajenos o poco interesantes. Como más de un LHD ha sido un Cascote, lo único que pretendo ahora es crear una línea de separación entre ambos para darme alas. Sólo eso.

Y para acabar, vaya la advertencia que figura junto a la cabecera: “Cascotes es un blog no recomendable para gente sin inteligencia, humor y respeto a la opinión ajena”.

jueves, octubre 18, 2007



SHUFFLETON´S BARBER SHOP


Quienes me quieren me han dicho que, por favor, no escriba más sobre las heridas que me han hecho mis “compañeros” arquitectos en los últimos años. Quienes me leen como verdaderos amigos me han pedido que no haga escritura de la pus. Yo también me lo había propuesto a la vuelta de las montañas que me han consolado este verano, pero ya se ve que no he podido: el post “Pesadilla en Buenos Aires” y parte del anterior (Mujeres) traían no poca exhibición de cicatrices mal curadas. Solo me consuela haberlo titulado “pesadilla” porque si era eso de lo que trataba, mi voluntad estaba casi al margen. Pero aunque no seamos responsables de los tormentos que nos infligen las pesadillas, sí lo somos de contárselas a los demás.

Afortunadamente también tengo sueños buenos; o los he tenido. Y hace unas semanas mi buen amigo Emilio me recordó uno de ellos en su blog: la Shuffleton´s Barber Shop. Así que para compensar el mal rato de los posts mencionados y hacer todo lo posible por olvidarlo, voy a contaros hoy en qué consistía transcribiendo literalmente su divertida acta fundacional:


Shuffleton´s Barber Shop es un club formado por músicos que se reúnen una vez por semana al atardecer (cuando se acaba el trabajo cotidiano) para interpretar y compartir música en un ambiente de amistad.

Shuffleton´s Barber Shop nunca “actúa” ni toca para nadie, por lo que su música (por muy mala que sea) es auténticamente “auténtica”. Puede ser escuchada en medio del campo o en el cementerio, en la terraza de un bar o en el pórtico de una ermita, en la plaza o en la trastienda, pero no puede ser entendida más que como un regalo ocasional para los oídos. Quien tenga la suerte de oírla, que la oiga.

Shuffleton´s Barber Shop está directamente inspirado en una ilustración de Norman Rockwell para el Saturday Evening Post de abril de 1950, de la que toma su nombre.


Emilio y yo intentamos hacer realidad ese sueño durante unas semanas del otoño del 2001 para curarnos de las heridas que nos había causado nuestra huida de la Orquesta Sinfónica de La Rioja. Él con su viola y yo con el saxo tenor o la tuba tocamos algunas piezas melancólicas de Guillaume Dufay como Adie Ces Bons Vins de Lannoys, el Primer Dolor de R. Schumann (Album para la juventud Op 68, nº 16), un “pequeño tango”, el Minueto 1 “from a German manuscript (1721)”, el Largo (segundo movimiento) del Concierto para violin op 9 de Vivaldi, el Air XVI de la Beggar´s Opera de Gay, canciones populares inglesas como Highland Mary, el andante tranquilo On wines of song del op 34, n2 de Mendelsohn, o varios minuetos y cantatas de Bach. Y en la carpeta se quedaron otras muchas piezas que nunca tocamos (como la que Emilio cita en su blog) y todo el legado de un músico levantino de comienzos del siglo XX llamado José Lon que compré en una tienda de viejo en Valencia.

La trastienda que utilizamos para tocar fue el almacén donde tengo el archivo y los utensilios de mi antiguo estudio de arquitectura, y aunque no tenía el encanto de la imagen de Rockwell, no se estaba mal, si bien siempre tuvimos miedo de molestar a algún vecino.

Como todos los sueños gratificantes duró muy poco pero tuvo un gran efecto balsámico: cuando dejamos de juntarnos por descuido o por abandono de uno u otro, yo me olvidé durante unos años del ejercicio de la música para interesarme por la arquitectura de mi ciudad, y Emilio consiguió volver a la Orquesta Sinfónica.

Este blog podría haber sido para mí como la “safel”, un lugar donde curarme las heridas de las batallas que vinieron después, pero desgraciadamente no está siendo así. Dudo que hablar una y otra vez de la crisis de la arquitectura tenga el mismo efecto que la interpretación a la caída de la tarde de una pieza de Dufay.

Descartada la motivación arquitectónica de este blog como medicamento, sólo la amistad de quienes me leen me curará. Y para ello, nada mejor que seguir sus consejos.

martes, octubre 16, 2007


¡¡¡¡¡YA A LA VENTA!!!!

Cuatro meses después de su edición y presentación a los medios de comunicación provinciales (que se lo llevaron como buitres y no le hicieron ni p... caso), la Guía de Arquitectura de Logroño va a poder comprarse a partir de mañana día 17 de octubre en el puesto de información del patio de operaciones del Ayuntamiento. La noticia me la acaba de dar por teléfono (14:00 del 16 de octubre) el funcionario municipal José Manuel Lacalzada, quien además me ha asegurado la realización de una pequeña campaña publicitaria consistente en:
1) un cartel en el puesto de venta;
2) que mañana lo dirá Vicente Urquía en la rueda de prensa posterior a la Comisión de Gobierno, y
3) una información en el De Buena Fuente de este sábado.
Después del mal rato (más que rato, cuatro meses) que me estaba haciendo pasar la nueva Corporación Municipal con el secuestro real y efectivo del libro, le he dado las gracias de todo corazón.

Claro que…, si no llego a ir esta misma mañana (cuatro horas antes) por el Ayuntamiento pidiendo una audiencia a Angel Varea y diciéndole a Jesús Vicente Aguirre y al propio José Manuel que la no difusión de mi libro era una vergüenza (escándalo, también les he dicho), y que era intolerable que si yo se lo había dado al Ayuntamiento y no al IER para que lo editara, me dijeran hace un par de semanas que se lo iban a pasar al IER para que lo distribuyera…, si no hubiera sucedido todo esto cuatro horas antes, digo, igual el mal rato se hubiera prolongado otros cuatro meses…
Pero en fin, vamos a olvidar penas y celebrar la buena nueva.

El libro sale a la luz (aunque no a las librerías que es donde se venden los libros) y a la vida. Lo he escrito para que quienes lo lean con atención y detenimiento conozcan mucho más profundamente esta ciudad y para que quienes tengan otros datos me corrijan en los errores, imprecisiones o falta de información en que he podido incurrir. El libro tiene sentido, no como obra autista sino como herramienta de diálogo y conocimiento. Desde que entró en imprenta y durante el tiempo de secuestro ya se le han caído no pocos edificios convirtiéndolo en documento arqueológico, y eso es lo que más me asustaba: que de seguir encerrado en un cuarto de la alcaldía (o destinado a un oscuro almacén del IER), pronto iba a ser una antigualla.

No tengo muy claro quien manda ahora en el Ayuntamiento, si los funcionarios mencionados, el grupo socialista o la palanca regionalista, así que de momento vaya mi agradecimiento público para el cartero. Luego, ya veremos.


PS 1: ya podéis disculpar pero con la emoción de la noticia se me ha olvidado preguntarle a José Manuel a qué precio lo iban a vender.

PS 2: hablando de euros, con los precios de los libros pasan cosas raras; sin ir más lejos, el domingo me contó el librero Alfonso Martínez Galilea en la feria del libro de El Espolón que había vendido un ejemplar de la Arquitectura Popular Riojana de Luis Vicente Elías y Moncosí de Borbón por 60 € !!!! Me quedé tan alelado que no supe si darle mi ejemplar para que lo vendiera o ponerme a escribir un nuevo libro sobre el tema…

martes, octubre 09, 2007

PESADILLA EN BUENOS AIRES



Tiene su cosa este edificio de Buenos Aires ¿verdad? porque se parece a las Bodegas Darien recientemente inauguradas en Logroño pero “pinchadas en un palo”, es decir, subidas encima de una caja de cristal girada y otro medio edificio.

Coincidió que inauguraban esas Bodegas justo el día anterior de irme a Buenos Aires y aunque me invitaron al acto y pude haber ido, no quise, y ello por dos razones: primero porque arquitectónicamente no me interesan lo más mínimo, y segundo, porque personalmente no tenía ningunas ganas de encontrarme con su arquitecto después de que escribiera aquel artículo insultante en Elhall titulado “Crónicas Marcianas” para que me echasen de allí, cosa que finalmente consiguió.
Bueno, pues mira lo que son las cosas, la imagen del edificio de las Darien me persiguió hasta el otro hemisferio. Así de pelma (así de pesadilla) es la arquitectura “moderna”.

Como este viaje venía a ocupar el lugar de los que yo organizaba para los arquitectos, aún me asaltó la inercia de prepararlo desde el punto de vista arquitectónico, y aunque no llegué a hacer un libro-dossier previo como los que he realizado para tantos viajes COAR, sí que me documenté un poco. El caso es que lo hice con una especie de doble nostalgia: en primer lugar porque yo tenía una cierta devoción hacia las publicaciones argentinas, tan frecuentes en mis años de formación arquitectónica; y en segundo lugar porque herida y alocada la arquitectura aquí y en el resto del mundo, ¿qué no me iría a encontrar en un país también herido y desorientado? Pues ya veis, las Darien varadas en lo alto de un edificio de su city.

Uno de los libros más sensatos de Teoría de la Arquitectura que se escribieron en el siglo pasado para estudiantes fue sin duda el de Enrico Tedeschi, arquitecto y profesor en Mendoza. Lo saqué con devoción de su estante preguntándome qué habría sido de él y si habría dejado más rastro. Ni idea. Luego miré la larga serie de libros de arquitectura que tengo de las editoriales Infinito y Nueva Visión, especialmente todos los famosos panfletos de Le Corbusier. Qué tiempos aquellos. Parecen lejanísimos pero... ¡sólo han pasado treinta años!

Por supuesto, releí el inevitable e indigesto tocho de Ramón Gutierrez (Arquitectura y Urbanismo en Iberoamérica) en sus pasajes dedicados a la Argentina, los más críticos y desazonadores del libro por la condición local del autor. No le entendí muy bien en lo referente a la deriva de los arquitectos de vanguardia durante el peronismo (cap 21) pero luego de leer el didáctico libro de la economista María Seoane comprado en La Plata (Argentina, 1900- 2003, El siglo del progreso y la oscuridad, ed Crítica) ya me hice perfectamente cargo de la soberbia y el elitismo de los arquitectos de la modernidad (¡como si no les conocieramos…!).

También me acordé de haber leído un libro farragoso de Marina Waissman (La estructura histórica del entorno, ed nv), una escritora argentina de arquitectura que Galiano fichó junto a Gutiérrez y Segre para sus AVs a fin de despistarnos todo lo posible sobre el panorama arquitectónico latinoamericano. Revisé la ficha que hice del libro cuando lo leí y me llevé una grata sorpresa porque, aunque diletante y aburrida, la autora intenta construir una teoría que encaja perfectamente con mi idea de la Guía de Logroño. Más o menos su tesis es que la historia de la arquitectura debe dar paso a la historia del entorno. Lo escribió en 1977 y yo lo leí en el 92. Algún día podría transcribir aquí la reseña que hice para mi uso personal. Más que nada para hacer unas risas porque no creo que nadie esté interesado en esas teorías (ni la propia Waissman, supongo, luego vendida a las páginas de Galiano).

También en aquel hAll de mis amores (y dolores) Iñaki Gómez escribió una cosilla sobre las galerías comerciales de Buenos Aires (n 73, sep 2003), así que, buena ocasión para releerla.

Con toda esa empanada y con la que traían los argentinos desde dos siglos atrás entre las preferencias francesas, inglesas o neocoloniales, ya me imaginaba la arquitectura que me podría encontrar allí. Lo que no me esperaba es que en la antigua capital del libro de arquitectura en castellano no hubiera ni una sola guía de arquitectura de Buenos Aires o Argentina, y ni una sola Historia de la Arquitectura Contemporánea del país. Aburrí y hasta cabreé a mi familia preguntando una y otra vez en todas las librerías con buena pinta por alguna pista meramente documental y se rieron de mí cuando después de encontrar la especializada C67 en un desconcertante pasaje de la calle Florida, tampoco había nada en ella más que los mismos libros (Blanca Lleó, Ignasi Sola-Morales, William Curtis, etc.) y las mismas espantosas revistas (El Croquis, AVs, etc) que hay en cualquier librería medianamente especializada de aquí. Alucinante.

En la Biblioteca Nacional (a la que fui buscando algún rastro de Borges pero no lo encontré/ más que para un post el asunto ha dado para una carta a un amigo) vi que años atrás se habían editado datos de arquitectura en varios librillos con formato de guías (edificios monumentales, arquitectura de 1930 a 1960, etc.) pero no me dio tiempo más que a echarles una ojeada.

A falta de otra cosa me traje para mi biblioteca todos esos típicos libros que venden para turistas con dinero (Buenos Aires desde el aire (de los peores que tengo de este tipo), Buenos Aires 1915-1940, Esquinas de Buenos Aires, etc.) e hice montañas de fotos con la digital (que es gratis), pero no es cosa de ponerlas aquí sin un guión. Creo que con la que abre este post ya nos hacemos una idea de lo claras que tienen por allí las ideas.

Vamos, como por aquí.

martes, octubre 02, 2007

MUJERES



Me gustan tanto las mujeres que me horroriza verlas en el redil. Me parecen singularmente tan inteligentes, tan sensibles, tan eróticas, tan dotadas de intuición y de sentido común, y además de ello, tan sacrificadas, ordenadas, disciplinadas, trabajadoras, etc. etc. etc. que no soporto verlas en rebaño.
Pues nada, muchas de ellas erre que erre. Al rebaño. Al redil. A la masa.

Así también desde que trabajan en arquitectura.

El día 1 de octubre se inauguraba el curso en mi Escuela de Diseño y como no se había programado lección inaugural alguna les sugerí a mis alumnos que acudieran a la conferencia que la arquitecta Carmen Espegel (en la foto) iba a dar esa misma tarde en el COAR sobre el papel de las diseñadoras y arquitectas colaboradoras de los grandes “maestros” de la modernidad (Le Corbu, Mies, May, Aalto, etc.). El periódico lo pintaba bonito (¡ay!, ¿pero cómo soy aún tan ingenuo de fiarme del periódico?), mis colegas me dijeron que podía estar bien, y la verdad es que el tema prometía: puesto que los arquitectos modernos hicieron ascos de la decoración, el interiorismo de la casa moderna seguramente estará en deuda con estas mujeres colaboradoras en los diseños de sus cocinas, amueblamientos, textiles, etc.

La conferencia fue tan mala que me sentí culpable de haber hecho perder a algunos de mis alumnos (por suerte pocos) una buena tarde. En penitencia me quedé hasta el final, cosa que no hubiera hecho de haber estado libre de culpa. Y de ese modo tuve la suerte de oír los encendidos elogios finales de nuestro Decano a la sabiduría de la conferenciante. En el Colegio de Arquitectos se sigue sin distinguir entre la cortesía institucional y el timo cultural . Y lo peor es que ya no tienen nadie en elhAll para recordárselo.

Espegel se pasó toda la conferencia deshaciéndose en grandilocuentes adjetivos hacia las arquitectas de la modernidad sin dar un mínimo dato de rigor sobre la investigación de sus aportaciones creativas. Todas eran grandes luchadoras por la justicia, la igualdad, cuando no por el comunismo y las libertades, amén de encontrar siempre el mejor uso de los materiales e incluso ¡el espíritu de los materiales! (esta última expresión la repitió en varias ocasiones sin dar mayor explicación). Pero de la labor en los despachos, del día a día, del papel de ellas en sus estudios, de su relación con ellos, de su participación real y comprobada en las realizaciones de los santos maestros, nada de nada. Vaya fiasco. Cuando el gran mérito de una mujer es ser mujer hemos llegado al nivel cero de la cultura (como cuando el mayor mérito de un ser humano es ser catalán, o vasco, o argentino, o… español, pongamos por caso, aunque no sé si queda ya alguien que vaya de esto último).

Puestos a hablar de arquitectura nada peor que elogiar el trabajo arquitectónico de las mujeres por ser mujeres y dar conferencias ejerciendo de mujer para obtener el mismo reconocimiento por el mero hecho de ser mujer. Beeeeeeee. Y tengo entendido que esta mujer hasta ha escrito un lauredado libro, beee, beee, beee, para el Instituto de la Mujer, beeeee.

Lo único que puedo decir para consolarme de tan aciaga tarde es que ni por esas me va a quitar mi afición, mi atracción, mi deseo y mi gusto por las mujeres. Como seres humanos, claro, o sea, como seres singulares.

(Quien las prefiera en rebaño y con divisa de arquitectura tiene documentación abundante en está página: http://www.lamujerconstruye.org/NOTICIAS/noticias.htm)