Ramón Masat, Tomelloso, Ciudad Real 1960
(Al hilo del eslogan que el recién elegido alcalde Pablo Hermoso de Mendoza ha propuesto a la ciudad de Logroño: "Crear, crecer y cuidar" (junio del 2019), subo a la red este apasionado artículo aparecido en la página 12 del Diario La Rioja de 9 de septiembre del 2000, cuyo contenido creo que linda con la noción del tercero de los términos)
Hace cuatro o cinco años, en la Jornada de Clausura del I
Congreso Nacional de Arquitectura celebrado en Barcelona, la arquitecta Carmen
Pinós dijo una de esas frases-eslogan que los periodistas recogen con prontitud
y fidelidad, y que fue publicada al día siguiente en casi todos los medios de
comunicación nacionales con la propia noticia de la celebración del Congreso.
“La Arquitectura es algo tan importante que no deberíamos dejarla sólo en manos
de los arquitectos” -dijo la ya por entonces ex-esposa y ex-colaboradora del
ahora recién desaparecido arquitecto Enric Miralles.
Yo no tengo
ningún aprecio por la arquitectura de Pinós ni por la de Miralles, pero aquella
maldita frase me ha estado dando vueltas en la cabeza -como otras veces el
pepino del gazpacho en el estómago- y trayéndome muchas veces a la memoria a
esa “artista” de la arquitectura que no me interesa lo más mínimo. De alguna
manera yo estaba de acuerdo con la frasecita de marras pero no me encajaba con
la personalidad de quien la decía. Así que en una de las calurosas noches del
mes de Agosto en que es tan fácil desvelarse por el sudor, dí con el remedio.
No señora,
la Arquitectura es cosa de arquitectos y nada más que de arquitectos,
mismamente como la Medicina es cosa de médicos. Son saberes específicos y
desarrollados en teorías y manuales a los que no todo el mundo tiene fácil
acceso. Otro asunto es la habitación del hombre; como otra cosa es también la
salud. “La Habitación es algo tan importante que no deberíamos dejarla sólo en
manos de los arquitectos” es la frase
correcta -me dije entre las sábanas desordenadas por el calor-, aunque dudo
mucho que si Carmen Pinós la hubiera dicho así los periodistas la hubiesen
apuntado tan deprisa en sus cuadernos. Y es que la idea de “habitar” ha caído
en el olvido y no da para un titular.
Sigo un
poco más con la semejanza respecto a la Medicina para constatar que los médicos
han operado lingüísticamente de forma inversa: no sólo no se han olvidado de la
palabra Salud sino que se han apropiado de ella, y a los Centros donde ejercen
su Medicina hoy se les llama pretenciosamente Centros de Salud. Pero aunque los
Arquitectos no se denominen expertos en Habitación, lo cierto es que la
sociedad ha hecho la misma dejación en su responsabilidad habitadora que en el
caso de la Salud. La Habitación se la hemos dejado a los arquitectos y la Salud
a los médicos; pero la Habitación, -digámoslo como tesis o como
jaculatoria-, no es cosa de arquitectos
ni la Salud es cosa de médicos, aunque no por ello vamos a negar la validez y
la autonomía de los saberes de los arquitectos y de los médicos.
La
confusión entre habitar y construir es uno de los grandes males de nuestro
tiempo; es una de las tragedias de las Escuelas de Arquitectura y, digámoslo de
paso, es también la causa del solemne aburrimiento de esta página de
Arquitectura del diario La Rioja. Y es que los saberes respecto a la historia
de los estilos, la autoría de tal o cual edificio, los análisis compositivos de
una fachada y de sus detalles constructivos, por no decir también las alabanzas
e inciensos a todo el santoral que esa historia y esos saberes han ido creando,
son tan aburridos que, incluso yo, que soy arquitecto y lector metódico, rara
vez consigo acabarme esta página.
En
consecuencia con lo que digo, mi obligación es intentar explicar poco a poco (y
a ser posible sin aburrir) qué es lo que ha de entenderse cuando decimos
Habitación en vez de Arquitectura. No me va a ser fácil, porque ni yo mismo lo
tengo claro, pero en mi ayuda ha acudido en el mismamente caluroso mes de
agosto una fotografía de Ramón Masat colgada en la Sala de Exposiciones del
Ayuntamiento que dice todo lo que yo quiero decir, y encima con una gran
belleza.
Como la
mayoría de las fotografías de Masat, no posee título y sólo tiene como
referencia, Tomelloso (Ciudad Real), 1960; pero bien podría titularse
“Habitación” y así nos daría la primera pista en nuestra investigación.
Nosotros entendemos comúnmente el habitar en el aspecto restringido de
ocupación de un espacio construido (una casa está habitada cuando hay alguien
habitualmente en ella), pero esta fotografía muestra que habitar no sólo es
ocupar un lugar sino también “ocuparse de él”. Y es en ese sentido cuando
debemos decir que una casa está habitada no sólo cuando hay gente dentro sino
cuando alguien “se ocupa” habitualmente de ella. Mientras que el “ocupa” es un
invasor (y escrito con K expresa aún mejor ese sentido de agresividad), el que
se ocupa de la casa es el que la habita. Habitar es hacer la casa: como el
pájaro hace su nido o el caracol segrega su cáscara.
Cada día,
la casa y el trozo de calle al que da frente la casa son aseados por su habitante. Y cada año en
primavera, la casa es blanqueada de nuevo, y una mujer dibuja la línea
decorativa que expresa la diferencia entre la casa y la calle.
La distancia entre la manera de habitar nuestras casas y
ciudades (nuestra manera de habitar Logroño sobre todo) y la fotografía tomada
por Ramón Masat es tan grande que la emoción nos embarga. Me consta, sin
embargo, que en cada tiesto de balcón, en cada trocito de acera barrido por un
tendero, o en cada visillo de ventana de nuestra ciudad, hay gestos similares.
No son esos los gestos de los arquitectos modernos (quienes lógicamente
aborrecen los tiestos y los visillos) ni hay políticos al lado haciéndose las
fotos con su inauguración o empresarios y constructores haciendo millones, pero
yo os digo, habitantes de Logroño y La Rioja, que esa es la más hermosa
Arquitectura que imaginarse uno pueda: la que nunca hay que dejar en manos de
los arquitectos.