miércoles, enero 09, 2008

BARDA






“que como yo la vea, eso se me da que sea por bardas que por ventanas, ó por resquicios o por verjas de jardines, que cualquier rayo del sol de su belleza llegue a mis ojos, alumbrará mi entendimiento y fortalecerá mi corazón de modo que quede único y sin igual en la discreción y en la valentía.”

Uno de los fenómenos atmosféricos más frecuentes y bellos de La Rioja Alta es la masa de nubes que suele ponerse por encima de los montes Obarenes, el monte Toloño y la sierra de Cantabria. Anuncia vientos del Norte, y en verano es el aviso inconfundible de esas tardes frescas tan agradables que aquí disfrutamos después de la canícula del mediodía. El fenómeno es para mí tan frecuente y familiar que rara vez me he tomado la molestia de hacerle una fotografía, y por eso me he sorprendido y alegrado mucho cuando al abrir el álbum digital de una familia norteamericana que nos visitó el pasado verano (Stacey Dogan, Gregg Shapiro e hijos), me he encontrado con estas dos fotos que hicieron desde Agoncillo.

En mi pueblo, y con toda la naturalidad del mundo, lo llamábamos “barda”, pero cuando leí el Quijote por primera vez y encontré la palabra en el párrafo que abre esta nota, me di cuenta que lo usábamos de un modo metafórico. Propiamente dicha, la barda es una cubrición de broza o sarmientos sobre una tapia, -algo que por otra parte también veía cada día en las tapias del jardín de casa aunque nunca lo habíamos llamado así.

Pero lo que me ha llamado siempre la atención entre tanto amante y propagandista de su terruño, es que buena parte de los riojanos no tengan palabra alguna para denominar a este hermoso manto de nubes que monta sobre los montes que nos separan del País Vasco diciéndonos que el viento viene de norte y que allí estará nublado o incluso lloviendo. (Hacer el recorrido de Bilbao a La Rioja por la autopista es muchas veces toda una promenade atmosférica: De Bilbao a Altube, diluviando; de Altube al paso de Subijana, llovizna; de Subijana al paso de Haro, nublado; y en la Rioja, sol y nubes o soleado, y por supuesto, con barda).

Hace ya muchos años un amigo de Alberite me sorprendió llamándola “vela”. La asociación de la imagen de un lienzo blanco y móvil sobre las montañas la podría entender en gente de mar, pero viniendo el término de gente de nuestra región me sonó algo excéntrico y cogido por los pelos. Pero en fin, por lo menos tenían un nombre.

Visto que por ser tan familiar es un fenómeno tan poco apreciado y desconocido como para casi ser innominado, a partir de hoy me voy a hinchar a hacer fotos de las bardas de nubes que vaya viendo en nuestra región (nunca hay dos bardas iguales). Y por supuesto, cuando traiga a estas páginas el patrón de Alexander n. 173, “tapia de jardín”, volveré sobre las bardas bardas.

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Javier Dulín me contó al leer este post que su casa lo llamaban "guata", ese nombre popular que se le da al algodón sanitario. Normal en casa de un médico...