Después de tres películas europeas, o tres ambientes europeos (“Kika”, “María Antonieta” y “El cocinero, el ladrón su señora y el amante”) parecía ya momento de hacer una incursión en la cultura norteamericana del diseño. Por empezar por el principio, es decir, por la obsesión de las clases altas norteamericanas por importar la tradición ecléctica europea, se había pensado en revisionar "La edad de la inocencia" de Martín Scorsese, pero hay en esa película un exceso de europeísmo que no resulta del todo verosímil o convincente. Mientras se imitaba la tradición europea, nos interesaba ver también esa emergencia genuina de lo americano que tan bien queda explicada en los libros de Mumford, Pevsner o Banham.
Pero si los primeros escenarios de la cultura norteamericana del diseño no son claros y genuinos, lo que es evidente es que los últimos, o mejor aún, los proyectados hacia el futuro, sí que lo son. La ciencia ficción o la conquista del espacio ofrecen un imaginario que ha surgido obviamente de sus laboratorios científicos, industrias de alta tecnología o de la propia imaginación de la industria del cine. Es por ello que en materia decorativa americana puede ser una buena idea acercarnos a su historia de delante hacia atrás (en “feedback”).
Por otra parte es muy curioso comprobar que el salto desde el eclecticismo decimonónico hasta la imaginería de la Guerra de las Galaxias se haya podido dar en la vida de un solo hombre, seguramente el arquitecto norteamericano más prolífico y conocido: Frank Lloyd Wright. Nacido en 1869 y educado en las formas visuales del despacho de Sullivan en el Chicago fin de siglo XIX, sus últimas obras, ya en la década de los cincuenta, anticipan en más de treinta años lo que va a ser el imaginario futurista.
Gattaca, película rodada en 1997 con una temática de viajes espaciales a los confines del sistema solar y con un transfondo de ingeniería genética que hunde sus raíces en “El Mundo Feliz” de Huxley, tiene como escenario o protagonista arquitectónico nada más y nada menos que el último edificio proyectado por Wright (1957) dos años antes de su muerte: el Marin Civic Center de San Rafael en North California.
Alterando con ese edificio, el otro espacio protagonista de la película (la casa que habita Jud Law) cuya paternidad no conocemos, nos remite sin embargo a la cultura de los lofts, el mínimal o los hormigones desnudos que algunos arquitectos japoneses de finales de siglo XX heredarían de otro gran creador norteamericano del siglo XX: Louis Kahn. Por cierto, en el mobiliario de esa extraña casa tecno-minimalista puede verse también el sillón Barcelona de Mies.
Escuela de Arte y Superior de Diseño.
Ciclo de Cine y Diseño 2007-2008.
Martes 22 de enero a las 20:00 en el Salón de Actos.
(Como en el 2005 estuve en el Marin Civic Center os dejo unas fotos de algunos de los lugares del edificio de Wright que aparecen más en Gattaca).