martes, noviembre 13, 2007

ELHALL 100



Soy tan ingenuo o tan iluso que me había imaginado que cuando elhAll llegara al mítico número 100 algo tendría que pasar. Tan ingenuo e iluso como para imaginar que me llamaran del COAR para hacer una reflexión colectiva o una fiesta conmemorativa, no, porque tras la forma en que se han conducido en los últimos años poco o nada bueno cabe ya esperar hacia mi de los miembros de la actual Junta y de quienes más decididamente les apoyan. Pero por lo menos me había imaginado que hicieran un número especial con colaboraciones de los otros directores que ha tenido elhAll, como Enrique Aranzubía, José Miguel León, Gaspar Aragón o Carlos de Pablo (omito deliberadamente a Pablo Larrañeta porque como lo dirigió conmigo puedo asegurar que no dirigía nada); no sé, un número con algo más de contenido que la publicidad de las Jornadas del Patrimonio, cuatro páginas rellenas con fotos y dos o tres colaboraciones peñazos y descafeinadas.

Como no tienen ni siquiera la deferencia de mandármelo (mientras que se lo envían a gente que directamente lo tira a la papelera) me avisó el otro día un amigo que ya había salido con la foto que pongo arriba, y gracias a otro amable amigo conseguí hacerme con un ejemplar.

¡Qué decepción! ¡Qué desencanto! ¡Qué tristeza! (hasta el chiste de Arraquis era triste: ¿qué ibas a celebrar Jesús como no sea el mero vacío del número que caricaturizas?).¡Y que editorial de presentación! Me dieron ganas de reproducirlo para comentarlo frase a frase y hacer mofa de la pobreza intelectual de quien lo ha redactado: ¿Martín Sáez? ¿la propia Junta? ¿Javier Arizcuren? (por cierto, Arizcuren, lee en la pag 1 del número 71 lo que escribiste sobre elhAll y mira lo que has hecho de él); pero la sensación de pena por la falta de valores humanos era mucho mayor que la indignación ante la pobreza cultural y me dije que quizás podría contar yo algo en éste mi refugio del LHD para que quien eche en falta la celebración de esa efeméride pueda pasar un rato haciendo recuento conmigo y escuchando alguna anécdota sobre lo que ha dado de sí elhAll.

Desde el ilusionado enero de 1995 en que apareció el número 1 hasta este triste noviembre del 2007 en que se ha editado el número 100 han pasado casi trece años (número de mal agüero) de historia del Colegio de Arquitectos de La Rioja, de los que, mal o bien, ha quedado algún registro en sus páginas. Cinco decanos (Jesús Pascual, Gerardo Cuadra, yo mismo, Pedro Moral y Domingo García Pozuelo); un momento crítico para la esencia colegial de la profesión como lo fue la liberalización de tarifas; varios coordinadores de cultura (Marta, Giovanni, Josemi/Vega, Javier Solozábal jr. y Maite); muchos edificios, pocos planes urbanísticos, muchos artículos de reflexión, muchos e interesantísimos viajes de arquitectura reseñados (no sólo anunciados), mucho debate, tres colaboradores impagables (Pepe Garrido, Javier Dulín y Jesús Ramos) mucha crítica, mucho error, mucha comprensión, mucho respeto, pero sobre todo, sobre todo, mucha pluralidad.
La información como un acto de generosidad y no como un prurito de poder.
Los cien números se han distribuído en estos 13 años de un modo bastante irregular.

Epoca 1: 1995: 12 meses, 12 números (del 1 al 12), director: yo mismo.
La primera anécdota que se me ocurre contar es que quienes vieron nacer ELhALL se sorprendieron de que con tan sólo un año de vida pasara yo voluntariamente el testigo de su dirección. La información es un asunto de generosidad, digo, y no un status de poder, así que no me dolieron prendas dejar que otro lo dirigiera cuando el invento estaba en plena alegría infantil.

Epoca 2: 1996: 12 meses, 12 números (del 13 al 24), director: Enrique Aranzubía.
Lo más divertido de esta época es que durante la misma yo salí elegido Decano del COAR y como no me gustaba cómo lo hacía Enrique lo primero que hizo éste al saber de mi nuevo cargo fue decirme que ponía ELhALL a mi disposición. Ja, ja, ja, nada más lejos de mi intención que quitarle a nadie la palabra, así que le dije que por favor continuara hasta fin de año con su estilo.

Epoca 3: 1997: 12 meses, 10 números (del 25 al 34), director: José Miguel León. La anécdota más significativa de esta época es que Josemi, que era también el vicedecano del COAR, me censuró (¡al Decano!) un artículo que escribí contra la dedo-adjudicación de las palazzinas a Moneo. Hombre, como curiosidad histórica o motivo de fiesta sería interesante sacarlo de su carpeta y ponerlo en este blog.

Epoca 4: 1998: 12 meses, 11 números (del 35 al 45), director nominal Pablo Larrañeta, aunque como he dicho Pablo no dirigió nada y lo hacía todo yo. Jugué a hacer una portada como de periódico con intención de actualidad y nunca dudé en publicar críticas a Elhall como la que hizo Josemi en el número 37. Con la perspectiva que dan los años no creo que él hubiera hecho lo mismo.

Epoca 5: tras cuatro meses de parón se hicieron cargo del hAll Gaspar Aragón y Pablo Larrañeta (igual hizo algo Pablo en esa temporada, eso ya no lo puedo decir). Entre mayo de 1999 y agosto del 2000 (16 meses) editaron 8 números (del 46 al 52). Los tres primeros aún lo hicieron con la maqueta vieja pero en el número 49 renovaron el diseño, la tipografía y el papel, buscando “un cambio de imagen”, y doblaron la paginación. En el número 50 me publicaron un artículo titulado “El Cielo” que la Junta remitió a su Asesor Jurídico para que informase de “las consecuencias jurídicas que pudiera tener para el COAR su publicación”. El informe de Luis Beltrán es una auténtica pieza de coleccionista para la historia de Elhall.

Epoca 6: desde septiembre del 2000 a Julio del 2002 lo dirigió Carlos de Pablo, quien en 22 meses editó 10 números (del 53 al 62) volviendo a las cuatro páginas, excepto en dos números en que las duplicó para exponer los proyectos de dos concursos de arquitectura (el del Ayuntamiento de Rincón y el de vivienda pública en Logroño del año 2001).
Cuando la irregularidad de edición parecía dar a entender que elhAll se estaba muriendo cambió la Junta de Gobierno y Domingo me ofreció volver a dirigirlo. Acepté encantado y esperanzado.

Epoca 7: recuperé la vieja tipografía Times y el papel de hoja parroquial, le cambié la cabecera sin nostalgia de la vieja, y desdoblé sus contenidos en dos cuadernillos: la doble hoja de elhAll estructurado mediante columnas y la doble hoja central y monográfica del hastalaCocina. (La A y la C mayúsculas jugueteaban a recuperar las míticas AC del GATEPAC). Entre octubre del 2002 y febrero del 2005 (29 meses) edité 27 números (del 63 al 89). Durante esa etapa hice mi única “censura” (si cabe llamarlo así) a un artículo de Ernesto Reiner que aireaba los errores informáticos del COAR bajo responsabilidad de Alfonso Samaniego, aunque finalmente lo compensé largamente con una entrevista a su autor: véase el número 75, pag 3. (Puestos a hacer historia voy a colgar hoy mismo ese artículo como Cascote a la vez que este LHD).
En el 83 publiqué en primera página el furibundo ataque del ex Decano Jesús Pascual (Crónicas Marcianas) contra mi manera de llevar elhAll y en el 89 el “ACUERDO DE LA JUNTA DE GOBIERNO” que acababa con esta hermosa etapa. Resulta curioso saber que uno de los que jalearon a la Junta para que me descabezaran fuera el propio Ernesto Reiner quien envió una indecente carta a la Junta (en la que estaba su atacado Alfonso Samaniego) que mis servicios secretos de espionaje me permitieron leer. Creo que no hice copia ni la guardé, así que no podré publicarla junto con los anteriores dos textos en estos fastos del centenario.
En fin, cerrado elhAll en febrero del 2005 con un hC bastante malo de Pablo Larrañeta sobre Asplund en el que éste no se dignaba mencionar quién le había llevado a Suecia a ver la obra de Asplund ni quien se había tomado la molestia de enmaquetar con mimo un texto más propio de estudiante que de otra cosa (de “agradecidos” está el infierno lleno, que decía Sancho), un día de esa triste primavera del 2005 me encontré con el argentino y advenedizo Martín Sáez y viendo que quizás él podría evitar que elhAll muriera, le sugerí que se animara a levantarlo. En mala hora: es mejor un muerto digno que un vivo muerto.

La octava época de Elhall (en el editorial del número 100 dicen que ha habido nueve etapas diferentes pero el salto de la octava a la novena, producido entre el número 95 y 96, ha sido tan imperceptible y caprichoso que nadie se ha dado cuenta) comenzó en julio del 2005 con el número 90, así que en 28 meses Arizcuren y Martín han editado 11 números con un formato que rompió el tradicional DINA3 y le metió papel couché, colorines y volvió a quitarle la legible Times. Una revistilla para ver y no leer, un collage invertebrado y abstracto de letras y fotos que en su insistencia y continuidad parece querer demostrar una y otra vez que está más muerta que viva.

Hago sumas y me sale que de los 100 números editados aún estoy en mayoría pues bajo mi batuta se han hecho 51 y en los restantes colaboré nada menos que en 27 de ellos. En la última etapa y a excepción de una mala cita del número 95 han evitado nombrarme (como hacían los stalinistas con las fotos) dándome por desaparecido. ¿Son estos los mismos de la tan cacareada memoria histórica?
En fin, siga siendo yo ingenuo o iluso lo que ya puedo certificar es que, si llegando al número 100 no han sido capaces de hacer absolutamente nada para celebrarlo, elhAll está definitivamente muerto. Y ya no me molestaré más en buscarlo ni por el mero vicio del coleccionista.

R.I.P.