martes, noviembre 20, 2007

OTRO CENTENARIO MÁS





¡Vaya por dios! El nuevo LHD ha llegado también al número 100. No era mi intención coincidir con el centenario de elhAll, pero uno escribe y el azar decide. Claro que…, no es mi primer centenario. El LHD llegó a los cien el 12 de diciembre del año pasado. Os pongo el enlace para repasar aquella efeméride: Y CIEN. Qué curioso, muchos de los artículos que prometía entonces no se han llegado a escribir…, ja, ja, ja, pero, a cambio, escribí 50 LHDs más y el 16 de marzo de este mismo año 2007 llegaba al 150 con lo que pensé que iba a retirarme… Pues bien, el 19 de marzo ya estaba escribiendo de nuevo, archivando los post en un índice llamado NUEVO LHD -más que nada por nostalgia de aquellos tiempos en que LA RIOJA pasó a llamarse NUEVA RIOJA, ja, ja, ja. Y aunque empecé fuerte, lo dejé en verano, y luego lo ralenticé, no he podido evitar llegar otra vez a las cien entregas. Bueno…, cien entregas y alguna otra más, porque colgué también los artículos de UNA VOZ EN UN LUGAR que nadie me había querido publicar (44), y algunas piezas sueltas de EL RETABLO DE AMBASAGUAS, otras del propio ELHALL o de temas SUELTOS por ahí. Y por si todo ello fuera poco, el 20 de octubre inauguré el CASCOTES que ya va por el número 21. También conseguí contra viento y marea (PP) publicar la Guía, ¡y a duras penas también conseguí que los del PSOE y los del PR que pensaban que la Guía la había hecho el PP, la pusieran a la venta! En fin, vaya temporadita que llevo encima.

Hay que celebrarlo, este cien hay que celebrarlo por todo lo alto.

Lo primero que se me ocurrió fue preparar una gran comida. Vaya, hombre, sí, ya me diréis que en eso no ando sobrado de imaginación: en este país toda celebración pasa por comer y comer. Pero no es eso, no. Lo de la comida se me ocurrió porque últimamente veo el programa de Arguiñano y en estos tiempos de penuria arquitectónica la preparación de sus platos me pareció mucho más osada y muy superior en riqueza de formas, texturas y colores que un Gehry, un Marino o una Hadid juntos. Por eso ahí arriba van un par de platos “arquitectónicos” para la comida de este centenario.

Pero cuando ya tenía claro que los platos de Arguiñano iban a ser el centro esta fiesta me encontré que el amigo Dulín me había puesto en el Belén del COAR como caganer. Normal que platos tan emperifollados me sentasen mal y tuviera que deponer en el callejón del COAR a cubierto del tendedero del vecino. Lo que no me esperaba era el ejército de caganers forrados de oro que deponen en la peana de al lado. Que cada cual lo interprete como quiera…

Dulín me envió por correo el recortable de mi caganer para que los lectores del LHD lo pongan este año en su belén, y para mi no podía haber mejor celebración. Como dice la wikipedia: colocar esta figura en el Belén trae suerte y alegría; no hacerlo comporta desventura. Ahí va pues en un formato suficiente para que hagáis la figurita.




Ya estaba la fiesta más que colmada cuando el sábado pasado salí a la calle por la mañana y me encontré con una pequeñita obra de arquitectura de las de verdad, de las que aún me hacen tilín. Una tienda de joyas en la calle Jorge Vigón, sencilla, correcta, elegante, duradera, moderna, innovadora, con un escaparate brillante y bien iluminado, una obra que me dejó tan clavado como esos discursos serios que alguien sensato te suelta el día de tu fiesta en medio del jolgorio. Me pega que el arquitecto es el mismo que el del caganer pero eso, de momento, es lo de menos. Lo importante es que me paró en seco y me hizo pensar que la buena arquitectura no está en los platos de Arguiñano ni en el belén del colegio, ni en las dudas y las mofas de estos blogs míos, sino en su sitio, en la ciudad. Y que hay que apreciar lo mucho que cuesta lograrla. Y que hay que salir a la calle a buscarla


No me daba el sueldo de crítico para entrar y comprarme una joya con que celebrar finalmente este centenario, pero para un arquitecto qué mejor joya que haber encontrado esta joyería.

Feliz nuevo centenario.