Sí, ya sé que tengo algo desatendido este blog LHD, lo siento, pero es que me he diversificado bastante en esto de la escritura y la documentación, y aparte de inventar CASCOTES hace unos meses (lo digo de nuevo porque veo por los contadores que algunos no se han enterado y que el LHD sigue teniendo muchas más visitas que el CCT), desde hace unas semanas ando también entretenido contando cómo eran los “lugares” de mi pueblo, o sea, Anguciana.
Eso de las fotografías antiguas y de las miradas blanditas sobre los pueblos rurales es una fiebre nostálgica que está muy de moda; pero aunque pueda hacer concesiones a esa enfermedad (o debilidad) y el tono de ese nuevo blog sea más amable y personal, no quiero perder nunca de vista el enfoque arquitectónico de lo que escribo sobre mi pueblo, y por ello me parece coherente que todos estos blogs aparezcan enlazados como parte de una misma obra o de un mismo empeño.
Como me puedo diversificar pero no multiplicar, si no aparece nada en el LHD es porque estoy en el CASCOTES o en ANGUCIANA.
Ah! y como sigo haciendo muchas excursiones al monte y proyectando muchas más, he pensado que lo mejor sería quitar de este blog todas las entradas que llevan la etiqueta de “montañas” (arquitecturas de dios, o de las leyes de la naturaleza, o de la tierra, o de lo que sean) y llevármelas a uno más específico de ese tema donde lo pueda seguir rellenando sin interferir con las arquitecturas más urbanas y de los hombres.
No es que el LHD se esté muriendo ni mucho menos. Al revés, yo diría que no para de dar frutos.
Y aunque os sea más difícil llegar a ellos (normal cuando el árbol crece), estáis invitados, como siempre, a seguir cogiendo de él.