viernes, diciembre 01, 2006

95. MIES VAN DER ROHE



He vuelto a Mies por un día. Me compré las tres conversaciones que la GG vende por diez euros y he pasado un buen rato con ellas. Lo poco que había leído antes de Mies (lo poco que había escrito Mies) me había parecido bastante flojo, pero en unas conversaciones, pensé, quizás encontraba alguna perla. Y las había, ya lo creo.

“La arquitectura me ha interesado toda mi vida y he intentado conocer lo que se ha dicho de ella. La arquitectura expresa la esencia verdadera de su tiempo. Es una cuestión de verdad. ¿Cómo podemos averiguar, conocer, y sentir la verdad?”.

También había datos y anécdotas sobre algunos edificios y sobre su propia vida. Hace tiempo que leí la biografía de Neumeyer sobre Mies y no recordaba que había nacido en Aquisgrán. Me ha alegrado saberlo pues como conté en el LHDn49, el verano pasado pasé por allí.

Más perlas para el collar (cito mis subrayados):

¿Cree que el pensamiento de quienes buscaban la verdad en otros tiempos es aplicable a hoy?
Sin duda, estoy seguro. Existen ciertas verdades que no se agotan. Podría haber leído otros libros, mucha poesía u otras cosas, pero no lo hice. Leía libros donde pudiera encontrar la verdad acerca de ciertas cosas.


Primero me influyeron los edificios antiguos. Los miraba; no conocía a sus autores ni sabía qué eran… la mayoría era edificios sencillos.


Mi filosofía arquitectónica procedía de la lectura de libros de filosofía. No puedo decirle en qué momento lo he leído aunque sé que lo he leído en alguna parte: la arquitectura pertenece a la época y no al tiempo, a la época de la verdad.


Sé que nos encontramos en la época de la ciencia y de la tecnología, así que esa era la dirección a seguir.


A veces rechazaba cosas que me gustaban mucho, cosas que quería de corazón, pero cuando estaba más convencido, cuando tenía una idea mejor, más clara, entonces la seguía.


La razón es el primer principio de toda obra humana (cita a Sto Tomás de Aquino). Una vez captas eso, actúas en consonancia. Así que rechazaría todo aquello que no fuera razonable.


Lo que intento desarrollar es un lenguaje común y no ideas personales. Creo que es el tema más importante de todo nuestro tiempo: no tenemos un lenguaje común.


Si fuera subjetivo, sería pintor, no arquitecto. (O escritor, imagino).


En una época en la que hay confusión ¿qué otra cosa nos guiaría sino la razón? Este es el motivo por el que, desde principios de la década de los veinte hemos intentado encontrar con tanto empeño la manera razonable de hacer las cosas. Había gente con mucha fantasía e intereses escultóricos en la época del Jungendstil y el Art Nouveau. Todos eran más o menos fantasiosos, pero entonces había muy pocos que fueran razonables. Ya desde bastante joven me decidí por lo razonable.


Las notas del libro también nos traen alguna otra perla proveniente de sus conferencias que perfectamente se puede encadenar con las anteriores: La Bauhaus era una idea y creo que el motivo principal de la enorme influencia que ha tenido en el mundo se ha de buscar en el hecho de que era una idea. Una resonancia tan amplia no puede conseguirse sólo con organización, ni con propaganda. Sólo una idea tiene fuerza para extenderse tanto.


No siempre ha salido Mies bien parado de mis razonamientos pero hoy tengo que decir que en estos tiempos emociona leer cosas así. Especialmente, si como ayer mismo Thom Mayne presentaba su ganadora y gigantesca torre retorcida para Paris con titulares y frases tan rimbombantes y huecas como ésta: “la tecnología es un modo de pensar y está al servicio de una idea”(ElPaís 29nov06 p46). Es decir, si estas conversaciones se leen ante la arquitectura y los textos de “nuestro tiempo”.

(La foto es de otro rato con Mies: el que pasé con mi mujer y mis hijas en la biblioteca Martin Luther King de Washington DC en el verano del 2004).