Cuando hablan los hechos las palabras enmudecen. Así que en este caso que me afecta personalmente (y mucho) prefiero dar escuetamente los datos de lo acontecido y esperar el juicio de los hechos antes que las opiniones subjetivas. Me interesa el juicio moral y público de lo sucedido, no un juicio personal. Los hechos son estos:
A comienzos de verano coincidí en el Archivo Municipal de Logroño con José Miguel León. Llevo ya dos años frecuentando el archivo casi a diario para la obtención de datos de una Guía de Arquitectura que se inició en el COAR y que, tras el acuerdo de la Junta de enero del 2005 (sobre elhall y mi persona), asumí hacerla yo solo por mi cuenta y riesgo. José Miguel venía a buscar datos de edificios de Logroño para un trabajo que le había propuesto el DOCOMOMO, entidad nacional que se dedica a difundir y proteger el frágil patrimonio de la arquitectura racionalista o moderna. Dada nuestra larga amistad y mi confianza en su persona le dije que para facilitarle su tarea podía entender a su disposición todo mi trabajo de documentación realizado hasta la fecha dispuesto ya en las maquetas de prueba (ver foto).
Así pues, como durante la primera semana de julio iba a estar yo de vacaciones en Huelva me preguntó si le podía dejar mi trabajo durante esas fechas, a lo que accedí encantado con la única condición de que me lo devolviera al día siguiente de mi regreso porque me era imprescindible para seguir trabajando, corrigiendo, relacionando, etc.
Desde entonces no había vuelto a coincidir con José Miguel en el Archivo Municipal, y las únicas veces que le he visto ha sido de lejos en algún acto del COAR sin mediar otra palabra que algún saludo de cortesía. Pero durante este mes de noviembre me ha sido inevitable comprobar en el Archivo Municipal que José Miguel León solicitaba, para su consulta, largas listas de expedientes que no eran precisamente de arquitectura moderna y racionalista.
Por la circular relacionada con los temas de la próxima asamblea anual del COAR me entero de que entre los proyectos culturales del Colegio para el año que viene está el realizar un "Inventario de Arquitectura del siglo XX en La Rioja", e interesado sobre su autoría me han confirmado que el adjudicatario de dicho trabajo no es otro que José Miguel León.
Puestos a hacer un juicio personal ya sé que todos me van a decir que soy tonto por haber dejado mi trabajo antes de publicarlo; y lo acepto, pues el primero en decirlo soy yo. Pero no es un juicio personal lo que me interesa, sino un juicio moral de los hechos aquí expuestos. Un juicio que salga de los propios hechos y no de los atenuantes, agravantes o eximentes que a posteriori puedan ser tomados en consideración.
Por el título de la nota, y aunque el "fili" no sea del todo apropiado, puede verse que yo he emitido ya el mío.