El crimen no es un asunto para hacer bromas. Lo escribí así en el LHDn91 a propósito de Brasil y me cabrearé siempre que se tome a chirigota cualquier manifestación de la violencia y de la maldad. Pero otra cosa es el escenario del crimen.
El periódico local de ayer daba la noticia de un asalto de nada menos que seis bandidos a un "chalet" de Rincón de Soto que es todo un icono de la arquitectura kitsch en la Rioja. Fue construido como edificio insignia de la fábrica Viguetas Ultramar y según tengo entendido, su arquitecto fue Antonio Fernández Ruiz-Navarro. Edificado en los duros años del franquismo no deja de tener su gracia como recuperación literal de aquella arquitectura moderna que predicaba Le Corbusier en sus textos más enardecidos.
A pesar de que el periódico publicaba a toda página una foto del edificio, los periodistas no hacían mención alguna a su singularidad. Habrá que esperar por tanto a ver si el magistrado que lleve el caso juzga a los asaltantes como vulgares ladrones con allanamiento de morada, o le da un tinte más arquitectónico (y romántico) al caso y les trata como “piratas”.