GRACIAS POR FUMAR.
Desde que fumar está tan prohibido o tan mal visto, me apetece cada vez más. No soy un fumador vicioso, sino un fumador esporádico, así que siempre he fumado cuando he querido y me ha apetecido, y por supuesto, con el debido respeto hacia quienes pudieran estar a mi alrededor. Como supongo que todo el jaleo antitabaco va contra los viciosos, yo me siento una víctima. Pero me fastidia incluso que se persiga a los viciosos; sobre todo porque tratándose de vicios, los más morbosos y retorcidos son los del puritanismo y la salud.
Digo todo esto porque habida cuenta de mi posición personal, quizás no sea muy objetivo en el aprecio hacia la película GRACIAS POR FUMAR que pretendía recomendar con esta nota. Así que para ser creíble he de basar mi recomendación en otros argumentos. Por ejemplo, en el “elogio del cinismo” que esa gran película desarrolla, o en la capacidad que tienen siempre de sorprendernos los tan denostados U.S.A., con productos de la más fina inteligencia y el más exquisito humor.
No os la perdáis.