Leyendo esta mañana en la revista Aldaba n2 (1982) el largo artículo de presentación del proyecto de 116 viviendas promovidas por el Ayuntamiento de Logroño para el gran solar de la calle Rua Vieja de Logroño formado con las parcelas que van nada menos que desde el número 23 al 61, he encontrado un párrafo digno de figurar en una antología arquitectónica de la arrogancia y el disparate. Para abordar los “Criterios estéticos” del proyecto, el anónimo redactor del artículo se expresa así: “Dentro de una actitud lógica de sinceridad con la sensibilidad de nuestro tiempo, y, por tanto, totalmente ajenos a cualquier tentación de imitación de unas formas del pasado por un malentendido tradicionalismo, se ha seguido lo que entendemos es la única actitud arquitectónica honrada.... ”.
“La única actitud arquitectónica honrada...”, qué fuerte ¿eh? Cualquier otra actitud...¿qué? ¿criminal? ¿deshonrosa? Pero además, ¿a qué viene hablar de honradez justo en el párrafo en el que se abordaban los “criterios estéticos? A eso se le llama ir de la estética a la ética por la vía rápida ¿verdad?
Se admiten apuestas acerca del redactor del artículo y ¡ah! también se admiten notificaciones de rechazo o desautorización a dicho párrafo por parte de los afectados, a saber, los autores del proyecto Ana Achiaga, Gerardo Cuadra, Francisco Javier García, Domingo García-Pozuelo, José J Garrido, José Miguel León, Jesús J Rodríguez y Julio Sabrás (también le afecta “in memoriam” a Victor Uriarte, quien desgraciadamente ya no puede desmarcarse del mismo); los coordinadores municipales Carlos Lloret, Javier Martínez Laorden y Jesús López Araquistain, y el asesor y coordinador general del equipo Rafael Moneo Vallés (transcribo sus nombres en el mismo orden que los trae el propio artículo).
No quisiera quitarle méritos a dicho proyecto (que los tiene), por culpa de la forma en que están redactados sus “criterios estéticos”, aunque cada vez va cobrando fuerza la hipótesis de que es uno de los grandes culpables del “estilo disimulo” (ver LHDn20) que desde entonces ha infectado el casco medieval de Logroño. También va cobrando fuerza la hipótesis “estética” (que no ética) de que los 17 años de gestión de Jesús Glez. Menorca en la Oficina del Casco han ayudado mucho al desastre, pero eso ya se verá en otro momento.
Para olvidarnos de la arrogancia y el disparate de esa forma de pensar y expresarse, quisiera traer aquí un sencillo edificio cercano, amenazado actualmente de derribo. Está en el número 17 de la misma Calle Rua Vieja. Lo empezó Fermín Alamo en el 1934 con un proyecto mínimo de planta baja. Tres años después, el mismo Alamo elevó dos plantas con un proyecto firmado en mayo de 1937 (casi me estremezco al escribirlo porque seguramente fue su último proyecto: como es sabido murió en ese mismo mes). Agapito del Valle se hizo cargo de las obras y elevó otra planta con proyecto de 1938.
¿No os parece bastante más “honrado” y menos ajeno a la imitación? ¿mucho más “sincero” y refrescante? Vamos, que viene fenomenal para ponerlo en contraste y... alegrarnos un poco la vista.
-------------------------------------------------------
Nota (ag2015) : la casa fue demolida pocos años después de haber escrito este post,