lunes, mayo 22, 2006

13. HNOS MOROY 1. Logroño




El gran caserón que ocupa la esquina noreste de lo que fuera el solar del antiguo Seminario, y que administrativamente responde a Hnos Moroy 1, tiene también algunos elementos interesantes que abundan en esa confusión entre modernidad y clasicismo sobre la que ya hicimos un primer análisis en el lado sur de ese gran solar, es decir, el frente del Gobierno Civil que da al Espolón (“Nuestros Modernos”, LHD5).

Las grandes ménsulas, cornisas y pilastras que modulan y enmarcan a la severa parrilla (casi loosiana) de ventanas, son signo inequívoco de que en la arquitectura de postguerra y en un solar tan importante, no había que andarse con chiquitas. Pero, sin embargo..., la dinámica curva del torreón de la esquina con Marqués de Vallejo (que acaba por moverla de arriba a abajo) y los no menos expresivos escaparates curvos del portal, te llevan a pensar que por ahí se cuelan algunos tics del aquel expresionismo de entreguerras que se expandió entremezclado con las formas más “modernas” de los internacionalistas.

El proyecto está fechado en 1946 y es trabajo de Luis González Gutiérrez (padre del arquitecto Luis González Palomo y abuelo de la arquitecta Araceli González Flores), quien según la extinta Guía de Arquitectura del COAR parece ser que no existió, aunque de su tablero salió algún que otro edificio singular de Logroño, como por ejemplo la Estación de Autobuses, la esquina NE de Pérez Galdós con Chile o el grupo de las Gaunas, a los que volveremos a prestar atención en el LHD.

Lo gracioso del caso de Hnos Moroy 1, y lo que aumenta la intriga de esta confusión entre modernidad y clasicismo decorativo es que en el proyecto de González Gutierrez no hay esa mezcolanza, pues tanto el torreón como la puerta de entrada están en la misma línea clasicista del resto de la fachada. ¿Cómo es que se cambiaron en obra por formas tan contrapuestas? ¿Lo modificó el propio arquitecto? ¿Lo pidió la propietaria y promotora del inmueble, doña María Castañares Ramírez? Si alguien sabe algo, sería de agradecer que lo contase.

En la rehabilitación que se hizo del edificio a finales de los noventa la fachada cambió de color con bastante buen gusto (de gris gobierno civil a verde grisáceo) pero perdió la puerta original, sustituyéndola por la de madera tan chirriante que luce en la actualidad. He intentado saber quién dirigió las obras de rehabilitación pero en el Archivo Municipal de Logroño (AML de ahora en adelante porque lo citaré mucho) no está aún el expediente por ser demasiado próximo en el tiempo. Quizás nos pueda decir algo Luis Ortiz de Zárate que vive en esa casa desde hace bastantes años y es suscriptor del LHD.

Como queda un huequecillo, comento como información complementaria que la planta de cuatro viviendas por rellano organizada en torno a una gran escalera de tres tramos, la amplitud de los pasillos y la generosidad de espacio en las habitaciones son valores arquitectónicos que, al margen de los signos estilísticos o decorativos, empezamos a estar ya en condiciones de apreciar.