miércoles, junio 27, 2007
VERANO 2007
Ya sé que no tengo ninguna obligación con nadie, pero la ley de la costumbre es tan poderosa, que hasta me siento culpable estos días pensando que alguien pueda abrir mi blog para leer lo que han venido siendo mis entregas diarias, y se encuentre siempre con el mismo viejo post sobre Parma.
Todavía no tengo muy claro si un blog es un noticiario de uno mismo sobre un tema concreto, un cuaderno de notas, o un libro por entregas; o incluso, si se trata de un molde nuevo en el que la escritura puede tomar formas nuevas a mitad de camino entre la columna periodística, el dietario y la carta personal. No sé si un blog está más cerca de la exhibición que de la comunicación, si es un anuncio o una disciplina personal, una alternativa a los media, o un media más, etc. etc.
Y por no saber, no sé si está bien escribir todos los días (ha habido quien me ha acusado por ello de avasallador y de incontinencia), o si es bueno dejarlo de vez en cuando.
Lo único que puedo decir medianamente cierto es que al alterarse la rutina de mi trabajo docente, mi tiempo se desordena bastante y el blog pierde el lugar que tenía en mi horario laboral.
Cuando llegó el mes de junio ya avisé de que iba a parar, pero la inercia me empujó durante alguna semana más. Con julio a la vista, y con las confusas perspectivas de agosto y septiembre después, ya no puedo decir otra cosa que el capricho y el azar se van a adueñar de este lugar y que los escritos que puedan aparecer en él no responderán a ritmo alguno.
Sí, ya sé que tampoco nadie me va a decir nada por explicar todo esto pero, por lo menos, ya no me siento culpable.
Buen verano a todos.