viernes, octubre 27, 2006

71. WILLIAM CURTIS




Yo soy un desmitificador, y por eso caigo tan mal a la gente. Voy de viaje a ver obras de arquitectos consagrados y noto siempre a mi alrededor un fervor religioso del que no puedo hacer otra cosa que mofarme diciendo improperios del santo. Todos me miran entonces como un si fuera un loco o un apestado.

Pero también tengo mis santos y mis mitos. Debe de ser que es imposible vivir sin ellos. La diferencia es que, cuando alguien me los echa abajo, no sólo no me molesta, sino que lo celebro.
Ayer Félix de Azúa cerró la entrega de su blog (no debería llamarlo así después de lo que escribí aquí el miércoles 25, GIMNASIO DEL PENSAMIENTO, pero aceptemos la convención para no liarnos), ayer, decía, escribió Félix que no comprendía el silencio de Jünger sobre el Holocausto. Los seres anónimos que escriben cosas a continuación de sus textos contestaron que sí, que Jünger tenía algunas líneas en su diario dando cuenta de ello, que era un soldado y no un nazi, o que en su obra anterior a la guerra había suficientes indicios de su distancia con la locura del III Reich. Pero, aún así, Félix seguía teniendo razón porque ante la inmensidad de aquel horror todo lo que no sea grito sigue sonando a silencio. Cabe entender sin embargo que la posición de Jünger no era propicia al grito y que el dandysmo de sus escritos y aficiones pudieran ser también una respuesta cabal ante el horror.
Pero mientras pensaba estas cosas, leí la demoledora nota de Eduardo Gil Bera trayendo a colación unas implacables opiniones de Joseph Roth. Eduardo sí que es grande en esto de la desmitificación, -aunque últimamente cite mucho a Roth.

También ayer leí las extrañas declaraciones de William Curtis en una entrevista en El País. Venía a presentar una nueva edición de su retablo de las maravillas arquitectónicas del siglo XX, pero le presentaban como uno de los críticos más incisivos de los últimos años, así que, mientras hacía publicidad de sus santos dio en apalear a otros. Según parece, su libro no llega hasta Zaha Hadid, Rem Koolhaas, Jean Nouvel, Gehry o Peter Eisenman, pero ya entran Siza, Moneo y Navarro Baldeweg. La presentación era en Madrid y venía a vender, por si no había quedado claro.

Remiro ahora la página donde se publicó la entrevista y me percato que por encima del titular, y antes de la entradilla en la que se le presenta como incisivo crítico, hay un sobretitular previo que dice: William Curtis/Historiador de la arquitectura. Me lo han puesto fácil: no hay más que aplicar entonces lo escrito en el blog de ayer (LA PUERTA DE LA COLUMNA).

O se es crítico o se es historiador. No se puede ser lo uno y lo otro aunque al periodismo le dé igual. Y a Curtis.