En el LHD anterior sobre el historiador de la arquitectura William Curtis omití por cortesía (o por error) el nombre de la periodista que le presentaba como incisivo crítico; pero al día siguiente volvió a aparecer un “reportaje” de la misma periodista en el periódico de mayor difusión nacional, y se me acabó la cortesía (o me di cuenta del error). La periodista Anatxu Zabalbeascoa es un peligro para la arquitectura. No un peligro pequeño sino un gran peligro, un gran problema, porque publica mucho y lo hace en los medios de mayor difusión; así que quedarse callado ante ello, como se quedan callados todos los medios o instituciones de arquitectura de este país, es un error, un grave error.
El problema Anatxu puede enunciarse como la conjunción de dos fenómenos casi evidentes o perfectamente demostrables: uno, que no hay crítica de arquitectura, o que si la hay, automáticamente se le cierra el paso; y dos, que el periodismo moderno, en el mejor de los casos, no es otra cosa que publicidad encubierta (en el peor, ya se sabe, “formación de masas” manipulación del poder, etc).
La rapidez con que ha evolucionado España en los últimos treinta años no les ha permitido a muchos darse cuenta del enorme cambio que se ha producido en nuestro periodismo. El País fue el diario de la instauración de la democracia en España, su labor fue encomiable y la gratitud de cualquier ciudadano medianamente culto, demócrata o liberal hacia ese periódico/institución, incuestionable.
Pero esa deuda ya ha cancelado. Ahora El País es otra cosa y sólo por inercia, por pereza, como mal menor, (o porque a ellos no les haya cancelado la deuda personal), se puede entender que pensadores como Herman Tersch, Fernado Savater o Félix de Azúa sigan colaborando en sus páginas. Como demuestra Arcadi Espada en su blog un día sí y otro también, ahora El País está haciendo amarillismo, manipulación, tergiversación, trampa, etc, vicios del periodismo en general que no tendrían mayor relevancia en medios menores, pero que por hacerse precisamente desde esa cabecera prestigiosa está haciendo mucho mal al país y mucho mal al periodismo. Y es hora de decirlo y de cortar. Arcadi lo hizo, y hay que felicitarle por su valor ejemplar.
Pero vamos con la arquitectura, que este blog trata de eso. A diferencia del resto de periódicos nacionales que no tienen crítica de arquitectura EN ABSOLUTO, El País aún tiene algo que pudiera parecerse a crítica de arquitectura, y es que siendo Fernández-Galiano arquitecto y profesor de proyectos es muy difícil, por no decir imposible, que se sustraiga de hacer de vez en cuando una valoración negativa cuando ésta es evidente. Como advenedizo a otro género, o como máximo exponente del periodismo en arquitectura de los últimos treinta años en España, el noventa y cinco por ciento de la “crítica” de Galiano en El País no ha sido otra cosa que ese periodismo publicitario que alimenta sin solución de continuidad la escritura de la historia. Pero de vez en cuando, entre montañas de frases y adjetivos empalagosos y ambiguos pudiera encontrarse en algún artículo suyo el calificativo adecuado o perfecto (poético) para una obra de actualidad, -sea el caso, por ejemplo del recién inaugurado edificio Miralles y Tagliabue para Gas Natural en Barcelona (Babelia 28oct06 p21); o de vez en cuando (suele tener narices la cosa) también se le puede ver escribiendo contra el espectáculo de la arquitectura y el culto a la personalidad que no ha cesado de alimentar en el otro noventa y cinco por ciento de su producción.
Debido al poder e influencia que Galiano tiene en El País, ha cerrado las puertas a cualquier otra voz que no fuera la suya o la de los “suyos”, y para el trabajo más sucio de seguir alimentando la arquitectura del espectáculo, la publicidad, y el culto a los nombres, permitió (o quizás lanzó) hace ya más de diez años la figura de la periodista Anatxu Zabalbeascoa cuya modalidad de trabajo es la de “free-lance”, es decir, la venta esporádica de artículos, entrevistas y reportajes a un amplio abanico de revistas y periódicos. Artículos y reportajes sobre los que no cabe decir mejor elogio que tienen todos los méritos para figurar en ese tipo de páginas que algunos periódicos, en ciertos ataques de decencia, aún titulan como “Publirreportajes”. Por cierto, al cuadernillo turístico publicitario sobre Castilla La Mancha en el que salía el último reportaje de Anatxu, editado con dos grandes páginas-anuncio de la Junta de Gobierno de esa comunidad autónoma, El País lo llama “Extra”.
Codas locales:
1. Cuando Anatxu se convirtió en figura nacional del periodismo de arquitectura, empezó a ser invitada a Jurados de Concursos, Congresos y Conferencias de todo tipo. Fue así como la conocí, en una conferencia de arquitectura que dio a finales de los noventa en el Colegio de Arquitectos de La Rioja. A la salida, algunos arquitectos comentamos en voz baja y con la sorna y discreción habitual, que había sido como si un pasajero de avión les explicase a los pilotos de vuelo las técnicas de despegue, vuelo y aterrizaje.
2. A finales de 1999 el periódico La Rioja pactó con el Colegio de Arquitectos realizar en colaboración una página semanal de arquitectura. Gracias a la labor de estos siete años, ahora ya tenemos también “arquitectos de prestigio” riojanos. Las últimas “páginas de arquitectura” vienen siendo tan clara y ofensivamente publicitarias (no hay más que ver la de este último sábado) que ya que ellos parecen no tenerla, suelo sentir yo vergüenza ajena por mis antiguos colegas.