jueves, febrero 08, 2007

124. PATRÓN CUADRADITOS








Si para refundar la arquitectura es necesario seguir rescribiendo El Modo Intemporal de Construir de Chistopher Alexander (eso que intenté en primera instancia con el “Manual”), para refundar la ornamentación sería muy útil, si no imprescindible, volver a escribir una versión actualizada del olvidado libro de Alois Riegl, “Problemas de Estilo”.

Publicado por vez primera en 1893, Riegl nos legó un magnífico tratado sobre el origen y evolución de los motivos ornamentales, los temas vegetales más comunes, los enlaces en pámpano, los arabescos y los estilos geométrico y heráldico; cruzado todo ello con los tradicionales estilos históricos y sus localizaciones geográficas. El resultado, a primera vista, es bastante desordenado y confuso, pero eso no resta originalidad y belleza a la obra. Lo que sí se echa en falta, sin embargo, es un par de capítulos más, que por la fecha en que fue escrito, obviamente Riegl no pudo estudiar ni redactar. Me refiero al ornamento modernista y al ornamento moderno.

Muchos y variados libros de fotografías han hecho recopilación de los primeros, pues la libertad y expresividad de la línea art nouveau tiene un mercado fotográfico asegurado. Del ornamento moderno, sin embargo, apenas se ha publicado nada, pues en cuanto Loos hizo la tontada de emparentarlo con el delito, y los más tontos que Loos (que ni leyeron lo que decía Loos para interpretarlo debidamente) se quedaron con la copla, se abolió todo ornamento en la arquitectura culta (incluso el moderno) y cualquier preocupación teórica por él.

La velocidad con que se produjeron los hechos y el desfase entre los pioneros y los epígonos de esa mudanza, ha producido también no poca confusión historiográfica, pero lo que está parece claro es que los tres puntos en que se produjo el salto y hasta la mezcla entre los motivos ornamentales modernistas y los motivos geométricos más elementales bien pudieran ser Mackintosh en Glasgow, los secessionistas vieneses (de entre los que me quedo con Hoffmann) y Wright en Chicago (este último sin adherencias modernistas). El motivo ornamental que les une a los tres es el cuadradito. Los de Mackintosh y Hoffman son tan famosos que para ilustrar esta nota he escogido dos piezas decorativas menos conocidas de Wright: la decoración de una taza y la reja de la casa Winslow.
Una de las exposiciones de arquitectura que recuerdo con más cariño de mi época de estudiante, fue la que organizó el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y Baleares titulada precisamente “Quadrat Hoffman”, cuyo cartel todavía guardo (lo pongo arriba como tercera foto). Quadrat Hoffman fue un título perfecto para entender aquella pasión plástica por el cuadrado.

La desaparición del cuadrado como ornamento fue sustituida (a otra escala) por el uso de la ventana cuadrada como único motivo “ornamental”. Pudiera verse así la famosa fachada de Loos en la St Michael Platz. La ventana cuadrada como único motivo compositivo (u ornamental) la recuperaron los rossianos en los setenta como leit motiv de su arquitectura, y como explico en el Manual (p 204), acabó en un tic de moda (Oíza, Campo Baeza, etc).

En los últimos años el término “patrón” aparece con cierta frecuencia en las revistas de arquitectura y de decoración, palabra que por estar traducida del inglés “pattern” parece hacer menos daño a las mentes progre-modernas que la de “ornamento”. Bienvenida sea. La uso por lo tanto como título para adaptarme a los tiempos y no dañar a los débiles de espíritu que sólo saben seguir las modas. Patrón cuadradito. Me gusta.

Si la decoración desapareció con el cuadrado como motivo ornamental, pudiera ser interesante retomarlo para que vuelva a la arquitectura (el retorno por la vía de los barroquismos es exagerado y contraproducente). Esta misma semana he puesto a mis alumnos un ejercicio de ornamentación con cuadraditos. Si hacen algo majo, quizás los traiga por aquí.