miércoles, febrero 21, 2007

134. DISEÑO RETORCIDO POR ORDENADOR






La prestigiosa editorial Gustavo Gili publica de vez en cuando algunos libros basura que son verdaderas joyas de coleccionista. La pieza más valiosa de mi librería es del año 1976 y se titula “Estilo y decoración internacional”. Su autor es un tal Wolfgang Schwarze, y las ilustraciones son como para causar delirio a un amante del kitsch. Algún día volveré sobre él. Lo que quería contar hoy es que el otro día en un VIPS me compré otra buena pieza para esta colección, también de la GG, titulada “Arquitectura y Revolución Digital”, firmada en este caso por un tal James Steele. El reclamo comercial consistía en poner que su precio era de 40 euros, pero que por 14 te lo podías llevar. Tapas duras, buen papel, un índice prometedor, Ghery, Morphosis, Coop Himmelb(l)au, etc. etc. muchas imágenes impactantes de arquitectura generadas por ordenador…, me lo llevo.

A primera vista, el texto parecía querer decir algo, pero en cuanto empecé a dudarlo me pasé a las notas y la bibliografía y eché en falta la ausencia de la más mínima referencia a uno de los pioneros del “verdadero” DISEÑO ASISTIDO POR ORDENADOR, esto es, Christopher Alexander.
Los que leímos sus primeros textos de los años setenta nos quedamos perplejos sólo de pensar que un ordenador pudiera dar “forma” a un “programa de necesidades” sustituyendo al ser humano en la creatividad arquitectónica. Es cierto que habría que ser muy meticuloso y preciso en la definición del programa, pero una vez hecho éste, el edificio saldría solo. El diseñador podría ser sustituido por un computador (como se llamaban entonces) o cuando menos, y mientras la máquina se fuera perfeccionando, “asistido”por ella.

Como es sabido, Alexander se cayó del caballo camino de Lima, y descubrió que hay un “modo intemporal de construir” en nuestros códigos genéticos y culturales, y que podría ser más interesante investigar sobre ello que en el “diseño por ordenador”. Y así nació “Un lenguaje de patrones”, etc. etc.

Pero mientras tanto, los programas de dibujo con ordenador fueron naciendo y desarrollándose bajo el mismo nombre de Computer Assistant Design, es decir, “Diseños Asistidos por Ordenador”, creando una terrible confusión que nadie parece estar dispuesto a aclarar.

No estoy al tanto de los significados, matices y diferencias que puede haber en el mundo anglosajón entre drawing y design, es decir, entre dibujo y diseño, pero en nuestro lenguaje hace ya mucho tiempo que no se confunden. Para la arquitectura, diseñar es sinónimo de proyectar, esto es, crear formas a partir de un programa de necesidades, y el dibujo no es sino su herramienta de trabajo.

Quien quiera seguir la correlación entre el proyecto arquitectónico y los sucesivos tipos de dibujo empleados en el mismo puede leer mi artículo “Dibujo y Proyecto”, publicado en elhalln87, hC25 que está en la red en la página http://www.coar.es/cultura/elhall_fr.htm

Sin embargo, los programas de dibujo con ordenador siguen llamándose CAD y las asignaturas que lo imparten en los programas de estudios se han habituado a llamarse “Diseño Asistido por Ordenador” y no parecen querer cambiar.

A poco que un estudiante empiece a manejar estos potentísimos programas de dibujo y de todos los otros espectaculares programas vectoriales o fotográficos asociables a ellos, como los 3D, 4D, Photoshop etc., su capacidad de generar imágenes con ellos suele ir muy por delante de su capacidad de entender los espacios, las relaciones con el contexto, el sentido del orden y sociabilidad que proporciona la geometría, etc. etc., es decir, muy por encima de su capacidad de diseño. Y como formar en estas disciplinas a un estudiante cuesta un gran esfuerzo, las tendencias de la enseñanza y de la arquitectura parecen ir detrás de las desbocadas posibilidades de las herramientas.

Hace un par de años tuve la ocasión de ver los Proyectos Finales de Carrera de la prestigiosa escuela de Harvard, y nos quedamos alucinados: las láminas de los aspirantes al título de arquitecto podrían perfectamente estar en ARCO.

El libro de James Steele titula o denomina “revolución” a este proceso, pero a juzgar por los resultados, en los que las arquitecturas se ven rotas, o retorciéndose de dolor, yo creo que el asunto tiene más que ver con una paliza o hasta con un crimen.

(La primera imagen es de un proyecto final de carrera del 2005 en Harvard; la segunda es de una ilustración del libro de Steele: una obra de Eric Owen Moss en California)