lunes, febrero 26, 2007

136. MURO DEL CARMEN 1







Cada vez que vamos al Espolón desde Duquesa de la Victoria nos damos de bruces con esta curiosa esquina (foto 1), así que no es de extrañar que para los que vivimos en esta parte de la ciudad sea uno de nuestros edificios más familiares. Los sorprendentes balcones triangulares del chaflán sobre la entrada de las oficinas de planta baja parecen intentar alguna componenda entre las dos fachadas, pero el frente al Espolón es tan claro y potente (hasta rossiano nos pareció algún día…) que la imagen global del edificio resulta definitivamente fracturada.

Sin embargo, no siempre fue así. La historia de esta casa es tan larga y curiosa que merece una observación algo más detenida de la que ofrezco en la Guía de Arquitectura.

Cuando me puse a indagar sus datos alguien me advirtió que era una casa “capturada” –un concepto que para sí quisieran los organizadores de secciones de las Jornadas de Intervención en el Patrimonio. Por la noche, cuando las luces iluminan las habitaciones de la casa, el paseante se verá sorprendido de que los techos son de cuartones de madera, sistema constructivo que no encaja para nada con el aire años sesenta de las fachadas de ladrillo. Y es que, en efecto, la casa antigua sobrevive por dentro de la piel moderna. El proceso de captura se produjo en dos fases, y el momento intermedio se puede apreciar perfectamente en una fotografía aérea (foto 2) que, por lo que luego se verá, tiene que estar fechada entre 1956 y 1960.

Pero vayamos primero para atrás, hacia el origen de la misma. Hasta donde he podido saber, la casa se hizo con proyecto de nuestro querido arquitecto Francisco de Luis y Tomás en el año 1878 para el Marqués de Romeral, y como no podía ser de otro modo, el expediente carece de plantas, pero eso sí, ofrece muy bien dibujadas sus dos fachadas que, en aquel momento, tenían igual jerarquía. La esquina estaba pensada para unir la calle con la plaza y no para separarlas (foto 3). Hay una fotografía antigua muy bonita y conocida de la casa, que pego debajo de los planos de fachada en una sola imagen para economizar espacio (ya se sabe, el límite normal de blogspot para cada post es de cinco fotos).

Una esquina tan singular fue toda una tentación para un gran Banco, así que en 1928 se instaló en ella el Central con un emperifollado proyecto del arquitecto Isidro Benito, seguramente madrileño (foto 4).

En los años cuarenta, tras la construcción de los edificios del tramo del Gobierno Civil (ver LHDn5) según las arquerías pensadas muchos años antes por Luis Barrón y luego alargadas por Quintín Bello en plano de 1911 hasta el Muro del Carmen (v Cerrillo p 50), el resto del caserío se animó a lanzarse para adelante, y tras las casas de Cadarso y Fontán de 1952 y 54 en los números 9 y 10 (de las que por cierto, también hablaremos otro día), se animó la nuestra, es decir, la de la esquina. Y lo hizo con un proyecto de 1956 venido de Madrid (arquitecto Luis de Sala) sólo para la planta baja y la entreplanta, es decir, para el Banco Central.

El arquitecto municipal Luis González Gutiérrez puso dimes y diretes en sus informes preceptivos sobre las cota de los arcos, esto y lo otro, y curiosamente, al cabo de cuatro años aparece como autor (“por la privada”) de un proyecto de renovación de toda la fachada y la elevación de dos pisos por el lado del Muro del Carmen, y de tres pisos por el lado de Muro de la Mata, para una empresa constructora inmobiliaria llamada COMSA. Ahí es nada lo sólido que construía nuestro Francisco de Luis y lo que podían crecer las casas viejas (vincular con el LHDn88: Cuando las casas crecían).

Es decir, que la esquina fracturada que vemos al llegar de Duquesa de la Victoria al Espolón es de Luis González Gutiérrez, y los planos de su proyecto, los que muestro en la foto 5.

Creo recordar que los paramentos interiores de los balcones que dan al Espolón estuvieron durante un tiempo pintados de azulito, a la moda de los años sesenta, pero esa frivolidad ya se ha perdido. Como también se ha perdido el Banco Central: la actual planta baja ha sido remodelada recientemente para dar paso a una oficina gubernamental de cuya autoría no me he ocupado aún ni me apetece mucho, pues la entrada gris que le han puesto y los detalles de la puerta no me animan gran cosa.

Es curioso, pero parece que el destino quiere que los Bancos Centrales vayan siendo ocupados por instituciones públicas. En mi reciente visita a Madrid me vi desagradablemente sorprendido de que el poderoso Banco Central de la calle de Alcalá había desaparecido dejando su edificio a una institución oficial más o menos de segunda fila, el Instituto Cervantes.

¿Será que el Cervantes es ya tan poderoso como lo fue el Central y no me he dado cuenta?¿o será que la ciudad ya no vale nada y la gran arquitectura de representación pública les trae sin cuidado a los grandes bancos y a los ciudadanos?