miércoles, enero 10, 2007

106. LA CASA DE LOS JESUITAS








El periódico local informaba el pasado 28 de diciembre (y no parecía broma) que se estaba tramitando la recalificación urbanística de la conocida “casa de los jesuitas” en la calle Rodríguez Paterna con objeto de poder rehabilitarla para uso de viviendas. Se pondrá fin así a un abandono que se inició cuando los jesuitas se trasladaron a su colegio de la calle Huesca, hace ya casi… cuarenta años (!).
Como la intervención me da pánico (y no es para menos a la vista de lo que se viene haciendo en las viejas casas de Logroño desde que se inventara -y aplicara a rajatabla- el estilo disimulo), le voy a dedicar con carácter de urgencia este LHD para que podamos contemplarla en su actual estado de ruina durante el mayor tiempo posible.

Como se aprecia en un primer vistazo de la fachada, la llamada casa de los jesuitas es el resultado de la unión de dos casas anteriores, la número 3 y la número 5, realizada por el arquitecto Fermín Alamo en el año 1921 para dicha comunidad religiosa.

Alamo tenía siempre la virtud de hacer un plano del estado anterior a sus trabajos de intervención en edificios existentes, y de ese modo podemos ver perfectamente cómo eran antes de su unión. La de la derecha (el 5) era una casa con fachada de piedra de sillería (seguramente del XVIII o incluso de la primera mitad del XIX), cuya planta baja estaba dividida a su vez en dos alturas ofreciendo así una primera hilada de balcones muy baja, rareza que también podía contemplarse en el mirador de la casa del número 1 que ha sido arrasada este mismo año (muestro por ello la foto que hice de estas casas en el 2005, y la que he hecho hace unos días).

Junto a ella, es decir, en el número 3, el arquitecto Francisco de Luis y Tomás proyectó una casa en 1882 para José Rodríguez Paterna, cuyo plano de fachada también traigo aquí (en el orden aleatorio en que lo ponga el servidor, claro, aunque no creo que nadie tenga dificultad en entender cuál es cada cual). Rodríguez Paterna fue alcalde de Logroño entre 1885 y 1891, y de ahí el nombre de la calle (quien esté interesado en más datos sobre el promotor, puede ir a la pag. 293 de “Calles de Logroño”, obra del que fuera cronista oficial de la ciudad hasta hace unos pocos años, Jerónimo Jiménez).

La solución de Fermín, como puede verse también en la correspondiente imagen, fue adaptar la vieja casa del 5 a las líneas de la casa de Francisco de Luis y ahí quedó la cosa.

En 1971, es decir, cuando los jesuitas ya se habían ido a la calle Huesca pero todavía tenían en uso la casa, el arquitecto Eduardo Ortega hizo una entreplanta de hormigón tratando de mejorar la habitabilidad del inmueble pero complicando (y destrozando) aún más su estructura interna.
Finalmente, en 1993, Gerardo Cuadra redactó un proyecto para ubicar en estas casas a la comunidad de las Hijas de la Caridad, que no se llevó a efecto. De los datos que he recabado para la Guía se desprende que las Hijas de la Caridad se instalaron finalmente en un convento de nueva planta/rehabilitación construido en 1994, según proyecto y dirección de Francisco Javier Villaverde, entre Ruavieja 30 y Mayor 34-36. Del proyecto de Gerardo muestro ese detallado dibujito de su “estado actual” que tiene aires de comic. Leí también su meticulosa memoria y pude darme cuenta de que Gerardo no había hecho el mínimo estudio histórico del edificio y no tenía idea de sus orígenes y tampoco de la intervención de Ortega. En su propuesta respetaba la fachada de Alamo a Rodríguez Paterna pero se cargaba (ay) las graciosas galerías que dan a la plaza de San Bartolomé, creando en sustitución una fachada bastante anodina.

Javier Dulín publicó en elhall79 (marzo del 2004) una preciosa fotografía de José Miguel León tomando notas sobre la cumbrera de la iglesia de San Bartolomé, y la prensa local ha dado noticia este año de que José Miguel León y Gerardo Cuadra han presentado el proyecto de restauración de la torre de San Bartolomé, así que es posible que estén trabajando también en las viejas casas de los Jesuitas. El tiempo nos lo dirá. Pero, como digo, cuanto más tarde, mejor. Después de haber visto tantas y tantas cosas en estos últimos dos años, y de ver el calado de tanta “teoría” lamentable de jornadas sobre intervención en el patrimonio, en materia de “rehabilitaciones” yo ya no me fío de nada ni de nadie.