jueves, enero 11, 2007

107. BUONARROTI





Si alguien tiene previsto ir a Florencia (o a sus cercanías) en estos primeros meses del año, va a tener la suerte de poder ver una exposición de 39 apuntes, planos y bocetos originales de arquitectura de Miguel Angel, que hasta el 19 de marzo se exhiben en la propia “Casa Buonarroti”, y que según dicen reúne aproximadamente la mitad del material que hay catalogado en todo el mundo.

Al leer la noticia en estas pasadas navidades me entraron ganas de organizarme un viajecillo con esa excusa (los vuelos desde Zaragoza a Bérgamo están tirados de precio; desde allí un autobús te lleva a la estación de Milán; y desde Milán a Florencia seguro que hay un montón de trenes) pero pensé que era una locura. En realidad me conformo con poder echar un vistazo al catálogo. A ver si alguien lo trae por aquí.

El acontecimiento es extraordinario porque frente a la rotundidad de su obra pictórica o escultórica, siempre hemos tenido por lo general una idea difusa de la arquitectura de Miguel Angel. La dinámica de las grandes obras en que se vio inmerso al final de su larguísima vida, no nos permite entender muy bien el alcance de sus propuestas desde el resultado de los edificios. Y en el caso de obras más modestas, como por ejemplo La Puerta Pía de la muralla romana o el interior de la Iglesia de Santa María de los Angeles, a uno siempre le entran las dudas sobre el porcentaje de Buonarroti que puede haber en ellas. Lo más auténtico de la producción de un arquitecto son sus dibujos. Todo lo demás pertenece a historias mucho más complejas de la evolución de cada obra donde el resultado es fruto de muchas y variadas interacciones personales y hasta del azar de las circunstancias.

Puestos a no viajar, y estimulado por la noticia a repensar un poco en Buonarroti, me he dado una vuelta por mi biblioteca y por internet y he pasado un rato muy agradable que paso a contaros.
Lo primero que hice fue releer la célebre biografía de Giorgio Vasari incluida en sus “Vidas de grandes artistas”. Tiene la estructura narrativa de un cómic así que te ríes mucho. Benévolo usaba unos párrafos de Vasari para introducir el capítulo de la “Terza maniera” en su siempre imprescindible Historia de la Arquitectura del Renacimiento, a la que también volví para refrescar conocimientos. Luego saqué el segundo volumen del Kostoff que cuenta magistralmente la construcción de Roma a partir de 1450 y que titula “Los papas como planificadores”. Lo tengo lleno de subrayados de cuando lo usé como guía de un viaje monográfico a esa ciudad. Por último (en cuanto a lecturas se refiere) me animé a hincar el diente a alguno de los obtusos textos sobre Miguel Angel de la Antología Crítica de Luciano Patetta (Celeste Ediciones)…: un verdadero peñazo, pero bueno, te vuelves a hacer una idea de los derroteros por el que intentaron llevarnos los teóricos, profesores y críticos italianos del siglo XX (ya volveré sobre ello algún otro día si me quedan ánimos). De todo lo leído y de lo poco entendido me quedo con los esfuerzos de un texto de Zevi cuyo título lo dice todo: “La actualidad de Miguel Angel arquitecto”.

Pero como la exposición trataba de dibujos de arquitectura, he desempolvado uno de esos librillos de fotos que te compras cuando viajas, y he encontrado en él media docena de interesantes bocetos. De todos modos, el arsenal más prolijo y coherente de dibujos de arquitectura de Miguel Angel que tengo a mi alcance está en las dos conferencias de Rudolf Wittkower sobre la Biblioteca Laurenciana y la Cúpula de San Pedro, contenidas en “La Arquitectura en la Edad del Humanismo” (ed GG) que también he vuelto a ojear con fruición. Luego he vagabundeado otro poco por el “google imágenes” y he encontrado una página en el que ofrecen otra docena de dibujos de arquitectura de Miguel Angel con bastante buena resolución: www.studioesseci.net/immagini.php?IDmostra=269 (gracias, amigos internautas); y finalmente, en la propia página web de la Casa Buonarroti he encontrado una pequeña imagen del modelo en madera de uno de esos proyectos que como no se llevó a cabo, aún podemos atribuir de modo inequívoco al famoso arquitecto toscano: la fachada de la Iglesia de San Lorenzo.

Pongo aquí la serie de un boceto, un plano más detallado y el modelo en madera, y casi tenemos ya un “proyecto completo” de arquitectura y…, ay, una secuencia de las sustanciales diferencias o parecidos entre las propuestas de unos y otros dibujos que nos mueven a dudar de todo: la similitud entre el boceto y la maqueta es tan directa que ignora el paso intermedio del plano…

Respecto a otros dibujos sueltos es difícil entender a Miguel Angel como arquitecto: muchos de ellos tienen un trazo tan vigoroso que parecen más bien apuntes de dibujo artístico que verdaderos dibujos creativos.

Hecho todo este pequeño repaso y abierto el tema a las posibles colaboraciones, cierro esta nota con un párrafo de Vasari que me provocó un pequeño parón en la lectura y me movió a la reflexión. Decía así:

“La belleza de las tumbas mediceas raya en lo divino (…); son de tan deslumbrante y perfecta belleza, que si el arte desapareciera y, como su expresión, únicamente quedaran ellas, bastarían por sí solas para iluminar su nuevo renacer”.

No estoy muy seguro que la solución a nuestra actual penumbra sea acudir al luminoso Miguel Angel, pero lo sorprendente es que hacia 1550 Vasari ya estaba imaginando que… el arte pudiera desaparecer (!).