martes, mayo 29, 2007

ESTADISTICAS Y FIN DE CURSO




Como hoy es lunes postelectoral y anda todo el mundo haciendo cuentas con los votos, voy a hacer yo también las mías con los lectores del blog. A mediados de febrero me enteré de que podía poner un contador de entradas y en un par de días logré aprender cómo se conseguía ponerlo en funcionamiento. El índice de audiencia es un asunto que poco importa a un librepensador pero siendo un dato real no hay porqué ignorarlo. El problema es el de su interpretación.

Los cuadros estadísticos que gratuitamente me proporciona el contador (gracias servicont/arsys) son los que se pueden ver arriba. En los tres meses y medio que lleva el contador en activo, los datos son muy regulares: mi página es abierta unas mil veces al mes, es decir, unas 33 entradas diarias. En los días de máxima afluencia se ha llegado a cerca de 60 entradas, mientras que los sábados y domingos, en que habitualmente no escribo, baja a poco más de 10. Ya los viernes suele bajar la cifra de aperturas, pero eso no quiere decir que no se lea el último artículo de la semana, porque si se suman las entradas del viernes, el sábado y el domingo, a veces salen más de 60 visitas.

El mayor problema de interpretación consiste en relacionar el número de entradas con las lecturas. La estructura del blog es la de un diario, pero eso no quiere decir que cada apertura coincida con la lectura de un solo artículo. Es de suponer que habrá quien lo abra de ciento en viento y que en una apertura pueda uno leer o echar un vistazo a más de un post.

En cualquier caso, lo cierto es que el blog tiene vida. Pequeña, pero vida. Se escribe, se abre y se lee. Otra cosa es saber qué tipo de vida es esa. Yo os la cuento tal y como la veo, y los lectores contarán la suya.

Ayer escribía que la defensa de la buena arquitectura y de la ciudad no tiene cabida en los Colegios de Arquitectos ni en los medios de difusión públicos, y que poco se podía hacer más allá del trabajo cotidiano de cada uno.

Así pensado, el blog es la expresión de ese “poco”, porque en realidad yo lo hago como parte de mi trabajo docente, es decir, de mi trabajo teórico y crítico. Al principio escribía por las noches, los fines de semana o en cualquier momento libre, pero poco a poco me he ido disciplinando y he acabado escribiendo mayormente en esas horas libres diarias que tienes que permanecer en la Escuela para estudio o investigación. Como escribí en el Manual, a medida que uno va sumando conocimientos, la distancia con el alumnado (siempre con la misma edad y conocimientos, -o incluso al alza en edad y a la baja en conocimientos…) se hace mayor, y si uno no enseña todo lo que aprende y reflexiona diariamente como profesor, o estallaría como una olla o todo lo reflexionado se perdería en el olvido.

Visto así, el blog es para mí como una válvula de escape, o como también suele decirse, un cuaderno de bitácora, porque eso me permite ir guardando más o menos ordenadamente y a mi alcance los datos y pensamientos por los que van transitando mis reflexiones arquitectónicas.

Durante muchos años de docencia había pensado poner por escrito buena parte del material que recopilo para las clases, pero el trabajo académico es muy aburrido y nadie te lo paga o te lo agradece. La única ventaja es que en el curso siguiente ya tienes preparada la clase; pero el inconveniente inmediato es que eso te anquilosa. Preparar libros es tarea de profesores, pero hacer libros como quien hace méritos para el currículo, me horroriza.

En fin, el asunto no era hoy hablar tanto de la perspectiva del autor sino de la estadística de los lectores. Tal y como puse en el encabezamiento, prefiero que los comentarios sean directos y personales, y parece que lo he conseguido. Me interesa el eco y el debate de lo que pienso y digo, pero no el gallinero anónimo que suele formarse en la mayoría de los blogs (sólo hay que abrir el de Azúa para darse cuenta de la estupidez del invento/y otro caso: con buen criterio el más famoso de los blogs hispanos, el de Arcadi Espada, lo ha cambiado por la correspondencia directa). Por lo general, en relación con el número de entradas son muy pocos los comentarios que recibo, pero muy gratificantes. Algunos me aportan datos, otros son de agradecimiento y otros, más distantes y críticos. Pero todos son bienvenidos y, a poder ser, contestados en correspondencia personal.

Poco más que decir de este modestísimo blog y de su pequeño alcance público.
Hecho el balance y expuesta mi perspectiva como autor, solo queda comunicar que el curso se acaba y con ello mi disciplina. En el nuevo periodo que ahora se abre es más que posible que esta bitácora deje de ser diaria y siga el anárquico ritmo de de las búsquedas y aventuras intelectuales de esos amplios periodos de estudio y reflexión que la enseñanza nos concede a los profesores. En consecuencia, es de esperar que las estadísticas veraniegas también se alterarán. Cuando vuelva octubre y si es que retorno a la misma disciplina, volveremos a echar un vistazo al contador.