jueves, mayo 17, 2007

VILLAMEDIANA Y RIBAFRECHA



A los amigos más íntimos, es decir, aquellos con los que me relaciono mediante la escritura, suelo llevarlos a Villamediana o a Ribafrecha cuando vienen a verme y quieren conocer La Rioja.

Villamediana y Ribafrecha son dos de los pueblos más feos de La Rioja, así que es un consuelo para mí que los vean y un baño de realidad para ellos. A mis amigos íntimos jamás se me ocurriría llevarles por los lugares virtualizados del turismo.

Cuando me instalé en Logroño, a comienzos de los ochenta, visité Villamediana y Ribafrecha (y también otros que no vienen hoy al caso) y me parecieron feísimos, así que sólo he ido en contadas ocasiones (en esas breves visitas de mis amigos íntimos en que… enseguida me piden que les saque de allí). Eso sí, con lo que he ido viendo, sospecho que en estos veinticinco últimos años el grado de fealdad se ha debido disparar hasta límites de verdadero escándalo, por lo que es posible que algún día me dé una vuelta en solitario con la cámara en la mano, para hacer un amplio y documentado reportaje.

Como anticipo de ese álbum futuro muestro hoy la foto de una casa situada junto a la circunvalación de Villamediana que me tenía bastante intrigado. El escultor Félix Reyes, que pasa habitualmente por la misma carretera camino de su casa, compartió conmigo durante mucho tiempo la sorpresa de ver el arco de herradura que ha estado luciendo como puerta durante la larga ejecución de sus obras (no menos de cinco años). Será de alguien que ha estado de vacaciones en Córdoba, -me solía decir con sorna. Y aún me preguntaba incrédulo: ¿lo dejarán así cuando la terminen?

Tanto o más que la puerta, a mí me llamaban mucho la atención los tres picos de la cubierta. A mediados de los ochenta, un conocido (y ahora “prestigioso”) arquitecto local dio en hacer cubiertas con cumbreros perpendiculares a la fachada, más o menos a la holandesa (supongo que después de alguna visita turística a Ámsterdam). Hizo bastantes de ellas, y algunas han pasado desapercibidas bajo la coartada de la postmodernidad, pero otras, como las que pueden aún contemplarse a la entrada de Alcanadre (otro de nuestros pueblos gloriosos) no tienen disimulo alguno, y son verdaderos monumentos de nuestra arquitectura más desnortada.

Por aquello de fijar nuestra “identidad regional”, los gobiernos autonómicos se han afanado en repetirnos en la prensa dos o tres eslóganes publicitarios. El último de ellos es el de la Rioja Tierra Abierta y antes de él, la Rioja Calidad. Olvidado queda el eslogan que le gustaba repetir al presidente socialista José María de Miguel de que nuestra tierra es un Cruce de Culturas. Pues bien, puestos a elegir uno de los tres para identificar esta casa de Villamediana, yo diría que el tercero es el que le va a pelo. Ahí es nada esa puerta africana y ese sombrero holandés de tres picos. Por entre medio hay arcos, recercados de huecos, un escultural juego de bajantes y un buen número de otros interesantes detalles que enriquecen una composición que no se sabe (nunca se sabrá) si es fruto del cruce de culturas de nuestra identidad regional o del cruce de ideas entre el promotor y el arquitecto.

Pero dejémoslo aquí en espera de muchos otros compañeros de álbum, porque la otra razón que me ha movido a escribir esta nota es que, hace unos días, descubrí entre periódicos viejos de los años ochenta esta otra foto de Ribafrecha que casi me hace saltar las lágrimas. (Se puede clickar sobre ella para ampliar).




¡Santo Cielo! Antes de ser “Cruce de Culturas”, “Rioja Calidad” y “Tierra Abierta” ¡Ribafrecha fue un pueblo digno y hasta hermoso! Miro y remiro la foto una y mil veces y casi no me lo puedo creer, pero el documento es fidedigno y no hay trucaje alguno. Lo único que puede suceder es que el periódico en que aparece hubiera puesto una “foto de archivo” bastante anterior a la fecha de edición, es decir, antes de aquellos años en que Ribafrecha me causó una primera y lamentable impresión. Pero el caso es que este pueblo alguna vez fue así, y eso es algo que me conmueve profundamente y que quisiera compartir también no sólo con mis amigos íntimos sino con todos los lectores de este blog (que, en cierto modo, son mis amigos íntimos).