sábado, abril 14, 2007

EL COLEGIO DE LA ENSEÑANZA




Decía hace unos días a propósito de este importante edificio de Francisco de Luis y Tomás (v nLHD 019) que su historia tiene dos fases completamente divergentes: lo que él construyó, con vocación de hacer ciudad; y lo que se construyó después de la guerra, como un conglomerado amorfo y ajeno al perímetro urbano. Como no sé muy bien si esa precipitada valoración es del todo verdadera, voy a intentar documentar bien todas las fases de construcción de este colegio para juzgar mejor.

Como puede verse en el plano de 1893 (foto 1 derecha) la fundadora madre Teodora Ureta y el arquitecto Francisco de Luis se pusieron de acuerdo en ubicar el primer convento-colegio (inaugurado el 30 de septiembre de 1889) más abajo de la embocadura de la actual Avenida de Viana, calle que según el plano de Ensanche de Hijón estaba previsto que continuara hacia el Este (foto 1 izq). Así pues, el largo pabellón de ampliación que el mismo arquitecto hizo en 1902 contiguo al anterior y hacia el Sur (foto 2) fue un duro golpe para la prolongación de la Avenida de Viana y el crecimiento armónico de la ciudad hacia ese costado.

Además, y a causa de ello, el arquitecto municipal Luis Barrón tuvo que hacer una corrección de alineaciones de la calle capitán Gaona en el año 1905 por el quiebro que Francisco de Luis había hecho con esta ampliación.La presencia del Colegio sobre la calle se duplicó pero perdió unidad. Las dos fases tenían su propia entrada por sus centros geométricos y la única forma de mantener la continuidad entre uno y otro fue el uso de la serie indefinida de ventanas góticas (v foto en nLHD 019). La fotografía de la trasera de los dos edificios da buena cuenta de las dimensiones de las dos fases (foto 3).


El incendio de marzo de 1936 causado por la hordas republicanas y marxistas (uso aquí los términos que emplea Agapito del Valle en las memorias sus proyectos), dañó bastante más el ala vieja (donde estaba la iglesia) que la nueva, así que cuando en 1940 las monjas y Agapito acometieron la reconstrucción empezaron por esta parte y dejaron en ruinas la antigua. De 1940 hay en el AML un pequeño proyecto de Agapito del Valle que plantea un rasgado de los huecos de la fachada del edificio de 1902 en el que se proponen huecos rectangulares, dando así por concluidos “los años del gótico”. Pero inmediatamente después, el propio Agapito acometió la construcción de un pabellón perpendicular a este ala y una iglesia en la bisectriz de las dos, del que no he podido encontrar el proyecto ni en el ayuntamiento ni en el colegio. De todos modos puedo garantizar la paternidad de Agapito pues entre los papeles que me enseñaron las monjas había un certificado suyo firmado el 21 de mayo de 1944 en el que da por concluidas las obras de construcción de un pabellón de nueva planta. Es un pabellón extraño (foto 4 arriba), con una cubierta rematada con agujas que se cruza cerca del encuentro con el pabellón viejo para marcar un eje que no viene a cuento, y que en planta baja (invisible desde el exterior por la tapia alta) crea una zona porticada nuevamente gótica (?).

Está claro que con esta construcción se condenaba definitivamente al primer edificio (hay una foto posterior a la guerra tomada desde la cubierta del edificio de la policía en la que parece que hubiera sido perfectamente factible una reconstrucción) y que el Colegio empezaba a mirar más hacia dentro de la parcela que hacia su presencia en la calle.En 1953, Agapito del Valle construye o refuerza unas solanas en el pabellón de las novicias (que era el que hacía de charnela entre el viejo convento y el nuevo) y en 1958 las monjas cambian de arquitecto, encargando a Rafael Gil Albarellos las reformas interiores que acometen por entonces en varias zonas del convento.No he podido saber la fecha de la demolición definitiva del viejo convento, ni el momento y el autor del cambio definitivo de la fachada a Capitán Gaona. Las monjas me han contado que en los años sesenta una madre superiora se cansó de repintar sus fachadas y decidió poner el cara vista crema que luce hasta ahora (foto 5 arriba).


Si la unidad del edificio estaba ya rota, la ampliación que les hicieron Marquet y Zulaica en 1979 (foto 4 abajo a la izquierda) con entrada por la peatonal avenida de la Constitución (¡vaya callecita!) dejó al colegio convertido en un conjunto de retales. No hace mucho que tuve que oir de boca de un arquitecto local “muy bien considerado” que Marquet y Zulaica lo hicieron muy bien en nuestra ciudad… (ay ay ay… me callé para no enfadarme con más compañeros…). Por cierto, con motivo de esa ampliación se derribó el pabellón charnela entre las dos viejas fases del Colegio a Capitán Gaona, y Marquet y Zulaica adornaron el testero con esas dos ventanas góticas que se pueden ver en él. Vuelve el gótico… ¡ele! (foto 5 abajo).

De los años setenta hay en el Colegio un levantamiento general de planos firmado por un delineante llamado A.Ruiz, y desde finales de los noventa las obras de reforma y de “modernización” interiores (con algunos detalles exteriores como la puerta del colegio y varios colorines) las viene haciendo el arquitecto Antonio Fernández Martín-Bilbatúa.

Como es normal en estos casos, a la madre superiora le dejé caer la preguntita de qué tal van las ofertas de las inmobiliarias para tirar todo el colegio y seguir la senda de los maristas. Y…, como es normal en estos casos, no soltó prenda, claro, pero junto con las pícaras risitas de rigor me dijo que la ciudad se está quedando sin población por esta zona… Ya, ya…, (me dije por lo bajo), por eso hacen ofertas las inmobiliarias…

Lo que está claro es que, si el derribo de un estupendo edificio no ha supuesto ningún obstáculo para que los Maristas se vayan de la ciudad, la calidad arquitectónica y urbana del actual collage de edificios de la Enseñanza parece más bien un acicate.